Belo Horizonte (Brasil) (AFP) – La pandemia de coronavirus redujo al mínimo el contacto físico y las reuniones. Aun así, ‘Mamá Noel’ se las ingenió para seguir regalando abrazos y juguetes a niños pobres del sureste de Brasil, usando una cortina plástica de protección.
«Me gustó mucho el abrazo calientito de Mamá Noel, es muy lindo, muy rico», dijo a la AFP la pequeña Daphne Victoria, en un empobrecido barrio del oeste de Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, donde llegó la voluntaria Fátima Sanson vestida con el tradicional traje rojo para donar juguetes y alimentos.
A través de la cortina plástica que ella misma confeccionó, Fátima puede abrazar a los niños y niñas que emocionados al verla no resisten darle besos o caricias en el rostro a través de la barrera traslúcida, desinfectada por un ayudante de Mamá Noel después de cada breve encuentro.
«Hoy me sentí tan bien por saber que pude abrazar durante la pandemia», dice esta Mamá Noel, de 61 años, que optó por una falda un poco más corta debido a que cumple su tarea en un clima tropical de 25° grados.
Dedicada durante casi medio siglo al voluntariado en zonas carentes de Minas Gerais, Fátima no pudo renunciar a transformarse una vez más en Mamá Noel, como cada diciembre. Pero esta vez se cuidó de cumplir todas las medidas de prevención ante el virus, sobre todo después de haber superado en febrero un cáncer de mama.
Con más de 440.000 contagios por coronavirus, Minas Gerais es el segundo estado con más casos después de Sao Paulo. El país, de 212 millones de habitantes, acumula 6,6 millones de infectados y más de 177.000 muertos, esta cifra superada solo por Estados Unidos.
Fátima alegró el día a los niños tanto como a sus padres y madres, a quienes regaló cestas con alimentos básicos, tan necesarios cuando el trabajo informal del que dependen fue duramente golpeado por las medidas de distanciamiento social tras la llegada del covid a Brasil, en febrero.
«Yo espero que vengan días mejores para nosotros y que el año que viene el abrazo sea más cálido, que nos podamos abrazar más, estamos necesitándolo», dice Valmira Pereira, que trabaja limpiando casas o apartamentos.
Junto a Daphne y Valmira, una decena de familias del barrio llegaron al pequeño local prestado por una ONG para saludar a Mamá Noel, que recolecta donaciones para entregar juguetes y alimentos de la cesta básica en sus jornadas de fin de año.
Y, gracias a su ingenio, este año también pudo abrazar y ser abrazada: estamos «contagiándonos de ese abrazo, de ese amor, de ese cariño», afirma.