Caracas (AFP) – La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, una veterana chavista que sacudió al país al volverse férrea opositora del presidente venezolano, Nicolás Maduro, está acorralada: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidirá el próximo martes si la somete a juicio.
El TSJ no sólo evaluará si la enjuicia -algo que podría llevar a su destitución-, sino que, como medida cautelar, le prohibió salir del país y le congeló sus cuentas y bienes, precisó el miércoles la corte en un comunicado.
La decisión se produce después de que la fiscal emprendiera una lucha judicial contra la Asamblea Constituyente convocada por Maduro y contra los propios magistrados del TSJ, a los que solicitó sustituir afirmando que ella nunca aprobó su designación -como exige la ley- en diciembre de 2015, cuando el chavismo controlaba el Parlamento.
El diputado del oficialismo Pedro Carreño pidió al STJ -acusado de servir al Gobierno- que la enjuicie y destituya, alegando que «mintió» al decir que no había aprobado la selección de 33 magistrados. Además, solicitó evaluar su salud mental.
Hace tres meses, esta disciplinada y firme abogada de 59 años sorprendió al país al denunciar la «ruptura del orden constitucional» por dos sentencias con las que el TSJ se adjudicó temporalmente las funciones del Parlamento, de mayoría opositora. Fue el inicio de su divorcio con el Gobierno.
Rubia y de ojos claros que cubre con gafas, Ortega también enfiló sus críticas contra el poder electoral y los militares, considerados pilares de Maduro.
El diputado chavista Germán Ferrer, con quien se casó hace 18 años, la describe como «una persona con mucho temple, valiente y honesta». «Enfrentaría cualquier cosa por defender sus valores. Ella es la garante de la legalidad en el país, está cumpliendo con su deber», comentó a la AFP.
– «Terrorismo de Estado» –
Ortega aseguró el miércoles que el Gobierno ha impuesto un «terrorismo de Estado» a través de las sentencias del TSJ y las acciones represivas contra las protestas que desde el 1 de abril exigen la salida de Maduro y que ya se han cobrado 79 vidas.
Según Ferrer, su esposa empezó a desencantarse con el Gobierno en 2016, al estar en desacuerdo con algunas detenciones de opositores.
Desde que denunció el quiebre constitucional, la grieta con el Gobierno se ensanchó: Ortega ha pedido anular la Constituyente, ya que considera que atenta contra la «democracia participativa», y también ha solicitado que se enjuicie a magistrados.
Aunque todas sus acciones legales han sido desestimadas, ha ido ganando apoyos en el chavismo crítico al Gobierno y en la oposición.
Tildada de «traidora» por el oficialismo, la funcionaria, a la que Maduro llama «líder de la oposición», siempre ha sido de izquierdas. Fue cercana a Chávez desde su campaña presidencial en 1998, cuando trabajaba como abogada en el estado de Aragua, y en 2002 fue nombrada fiscal por Caracas.
Con el aval de Chávez, asumió el cargo de fiscal general en 2007 para un periodo de siete años, y en 2014 fue reelegida por el Parlamento, entonces controlado por el chavismo.
Aunque su gestión concluye en 2021, funcionarios del Gobierno ya le han puesto fecha a su destitución: el 30 de julio, cuando se elegirá la Asamblea Constituyente, un ‘suprapoder’ que estará controlado por el oficialismo, pues la oposición no participa.
– Apego a la Constitución –
Ortega es recordada por imputar a los policías que la justicia condenó por el golpe de Estado a Chávez en 2002, pero también por impulsar la condena a casi 14 años de prisión que cumple el líder opositor Leopoldo López desde 2014, acusado de incitar a la violencia en unas protestas contra Maduro que dejaron 43 muertos.
Juan Carlos Gutiérrez, abogado de López, la definió como «una mujer afable y respetuosa», si bien cree que «en el caso de Leopoldo, la fiscalía actúo de forma muy irregular».
El politólogo Nicmer Evans, chavista crítico de Maduro, considera que el papel de la fiscal será esencial para «reinstitucionalizar el país». «Representa al chavismo digno, democrático, frente a las pretensiones totalitarias del madurismo», subrayó.
Analistas como Félix Seijas consideran que puede convertirse en un «puente» entre el chavismo crítico y la oposición.
Un periodista del ámbito judicial que la conoce desde hace diez años asegura que Ortega «es muy sagaz y tiene gran olfato político». Viste con elegancia y cuida mucho su salud. «Come muy sano, poca carne y le gusta caminar», añadió el periodista.
No tiene hijos, pero ha denunciado amenazas contra familiares y responsabilizó al Gobierno por lo que les pueda ocurrir. «Llamó al país a mantenerse apegado a la Constitución y a la ley», pidió la fiscal el miércoles antes de ser citada.
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