Montevideo (AFP) – La renuncia de Evo Morales, quien desde que llegó a la presidencia de Bolivia en 2006 ha portado la bandera de la izquierda latinoamericana junto a Caracas y La Habana, abre una serie de interrogantes en la región.
Las repercusiones en otros países y el papel del ejército en la política, hasta la espinosa cuestión venezolana aparecen como tres cuestiones expuestas por la situación boliviana en América Latina.
– Reacciones opuestas –
Los hechos recientes en Bolivia tienen «importantes repercusiones en la región», dice Michael Shifter, presidente del grupo de reflexión Diálogo Interamericano en Washington.
«Las reacciones de los otros gobiernos han sido, como era de esperar, divididas, y han mostrado las líneas de fractura y las tensiones ideológicas en América Latina», dijo Shifter a la AFP.
«Es probable que los manifestantes enojados en otros países interpreten el caso boliviano como evidencia de que la presión sostenida en la calle puede tener éxito en derribar gobiernos, lo que podría agregarse a un cóctel ya inflamable en Chile y otros países», sostiene.
«Al mismo tiempo, hay una lección que aprender para otros gobiernos presos del conflicto social», agregó. Para el analista, «el giro de los acontecimientos en Bolivia podría empujar al gobierno de Piñera en Chile a responder de manera más efectiva y presentar propuestas serias para responder las demandas de los ciudadanos».
– El rol de las Fuerzas Armadas –
Desde su controvertida reelección del 20 de octubre, Evo Morales se había encontrado en el transcurso de los días cada vez más aislado, mientras la crisis política se aceleraba en el país, paralizado por una huelga general y manifestaciones.
La policía y el ejército retiraron el apoyo al ahora expresidente, y el domingo estas últimas le pidieron que renunciara «por el bien de Bolivia».
El gobierno español, en particular, criticó el papel del ejército y la policía para precipitar la renuncia: «Esta intervención retrotrae a momentos ya pasados de la historia latinoamericana», dijo en un comunicado el ministerio de Relaciones Exteriores.
Gaspard Estrada, especialista en América Latina en Sciences Po Paris, analizó que «el hecho de ver a un general del ejército solicitar la salida de un presidente y ver a Morales partir una hora después, todavía es un shock en la región y más allá».
«Esto abre un debate sobre el papel de los militares en el campo político en América Latina», añadió.
Donald Trump, por otro lado, acogió con beneplácito la renuncia de Evo Morales como «una fuerte señal» para los «regímenes ilegítimos» en América Latina, y elogió la decisión del ejército de presionar al líder socialista.
El venezolano Maduro lanzó: «Estamos listos para la pelea».
– La cuestión venezolana –
«La cuestión venezolana divide profundamente una región muy fragmentada. Cabe destacar que ni Cuba ni Venezuela pertenecen al Grupo de Puebla (que reúne a líderes latinoamericanos progresistas) que no apoyará a Nicolás Maduro pero no formará parte de una coalición que apoya medidas firmes contra este régimen, como las sanciones», dijo Shifter.
El investigador cubano Arturo López-Levy, de American University Holy Names, evaluó que «los gobiernos de izquierda radical como los de Cuba y Venezuela, ganan si apenas sobreviven el temporal Trump». Al mandatario estadounidense «solo le importa sacar (o eliminar) a estos gobiernos sin preocuparse mucho del cómo y sus consecuencias para la estabilidad regional».
Por otra parte, Paul Webster Hare, exembajador británico en Cuba y Venezuela, y profesor en la Universidad de Boston, indicó que «América Latina no ha solucionado su más crítico problema regional en décadas: el éxodo de 4 millones de venezolanos que causan grandes problemas a sus vecinos».
Y ahondó: «Venezuela y Cuba explotarán los hechos en Chile, Ecuador, Perú, etcétera, para argumentar que las protestas sociales son respuestas a la peor cara del capitalismo».