México (AFP) – El presidente Andrés Manuel López Obrador gobernará en México hasta 2024, tras imponerse en un referendo la opción que defendía su continuidad, aunque con una baja participación.
Al agradecer el apoyo, López Obrador descartó que vaya a usar esta victoria para impulsar una reforma constitucional que le permita ser reelegido.
«No me voy a pasar porque soy demócrata y no estoy a favor de la reelección. Vamos a terminar la obra de transformación», dijo el mandatario izquierdista en un mensaje difundido en sus redes sociales.
Según un conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), entre 90,3% y 91,9% de los electores votaron a favor de que López Obrador «siga en la presidencia», frente al rango de 6,4% a 7,8% que apoyaron revocarle el mandato «por pérdida de la confianza». La participación fue de entre 17% y 18,2%.
La consulta, inédita en México, no alcanzó el umbral para ser vinculante, pues se requería que votara el 40% de las personas habilitadas para el sufragio (37 millones).
Incluso si la opción que planteaba la salida hubiera ganado, el mandatario no estaba obligado a acatarla. «Fue una muy buena votación», sostuvo, al destacar los 15,6 millones de votos a su favor.
AMLO, como es conocido el gobernante por las iniciales de su nombre, fue elegido para el período 2018-2024 con 30 millones de votos, aunque para el referendo solo fue instalado un tercio de las urnas de la presidencial.
Con «músculo» para 2024 –
Para el analista político Hernán Gómez Bruera, el plebiscito demostró que la capacidad de movilización de López Obrador «esta fuerte y tiene músculo», pese a la alta abstención.
«La verdadera prueba de fuego va a ser en 2024 cuando se vaya, porque nadie pareciera capaz de ocupar su lugar de liderazgo», comentó Gómez a la AFP.
Para sucederlo, el gobernante se inclina por su copartidaria Claudia Sheinbaum, alcaldesa de Ciudad de México.
«Fue una votación sólo de ellos, pero López Obrador la va a querer utilizar para intentar controlar los órganos electorales pensando en 2024», comentó a la AFP el historiador José Antonio Crespo.
En México, de 126 millones de habitantes, el voto no es obligatorio.
AMLO acusa al INE de haberse confabulado con la oposición para sabotear el referendo, por lo que anunció una reforma constitucional para que sus miembros y los del tribunal electoral sean elegidos por voto popular y no por la Cámara de Diputados.
«Es rotundamente falso que el INE no haya cumplido con su deber de difundir» la consulta, se defendió el titular del organismo, Lorenzo Córdova.
El presidente anuló su papeleta escribiendo «¡Viva Zapata!» (por el líder revolucionario Emiliano Zapata) para mostrarse imparcial, aunque Córdova denunció el «potencial uso de recursos públicos» por parte del oficialismo para promover el referéndum.
«No tenemos un rey en México, no hay una oligarquía, es una democracia» en la que «el pueblo pone y él pueblo quita», afirmó en su discurso de victoria.
AMLO impulsó la consulta tras conseguir que se incluyera en la Constitución en 2019 como antídoto contra «malos gobiernos».
De 68 años, el primer presidente de izquierda del país cuenta con una aprobación de 58%, según un promedio de encuestas.
Ejercicio de «propaganda» –
Al votar a favor de la permanencia, Carmen Sobrino, de 64 años, confió en que el presidente «siga y repita (mandato)», si bien éste ha sido enfático en que se retirará de la política cuando termine su gestión.
Los opositores, que habían llamado a la abstención, volvieron a cargar contra el plebiscito alegando que fue simplemente un acto de «propaganda».
«Quedará marcado por la ilegalidad, la mentira, manipulación y el desvío de recursos públicos», aseveró Marko Cortés, del conservador Partido Acción Nacional (PAN, segunda fuerza en el Congreso).
Pudo haber sido un ejercicio «histórico», pero el oficialismo lo convirtió en una «burla» para «satisfacer su propio ego y seguir engañando a los mexicanos», lanzó a su vez Alejandro Moreno, líder del exhegemónico PRI.
En ciudades como Guadalajara (oeste) la afluencia de votantes fue baja. «Nos está llevando a la ruina», declaró a la AFP Guadalupe Pastor, mecánico jubilado de 60 años, quien votó para que AMLO deje el poder.
En los dos años y medio que le restan de mandato, el proyecto de «transformación» de López Obrador demanda reformas constitucionales para las cuales no le alcanzan sus mayorías parlamentarias.
El mandatario fundamenta su aceptación en programas sociales a los cuales destina este año 23.000 millones de dólares (6,4% del presupuesto) y políticas como la mejora del salario mínimo (265 dólares mensuales).
Según cifras oficiales, 44% de los mexicanos vive en pobreza, uno de los males que el presidente se comprometió a combatir junto con la corrupción.
Entre sus retos también están la persistente violencia criminal, que deja unos 340.000 muertos desde 2006, y una economía golpeada por el covid-19, que este año solo crecería 3,4%.
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