México (AFP) – El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, buscará reverdecer a la petrolera estatal Pemex como «campeón» del sector energético, una tarea en la que expertos aseguran que será imprescindible mantener la apertura a la inversión privada, a la que fustigó en campaña.
«Este es un trabajo que Pemex no puede hacer sola, este es un trabajo que va a necesitar de la contribución de los productores privados y el camino que se ha seguido para esto es a través de las rondas» de licitaciones petroleras, dice a la AFP Ixchel Castro, analista de la consultora Wood-Mackenzie.
Pemex suele participar en las licitaciones y también en alianzas o «farm outs», proyectos intensivos como el que tiene con la australiana BHP Billiton desde 2016. Puede hacerlo gracias a la reforma energética aprobada en 2014, que abrió el sector a la participación privada tras más de 70 años de férreo monopolio estatal.
Se trata de un cambio constitucional que fue duramente criticado durante la campaña por el izquierdista López Obrador, quien lo calificó como «un engaño al pueblo de México».
Pero la reforma fue la mejor respuesta que halló el gobierno saliente para enfrentar la prolongada crisis de la petrolera.
Pemex fue por años caja chica del gobierno, alimentando con sus ingresos más de un tercio del presupuesto, lo que mermó sus recursos y redujo su capacidad para producir petróleo, pasando de 3,4 millones de barriles diarios en 2004 a unos 2 millones este año.
Aunque la dependencia gubernamental de los ingresos petroleros cayó a menos de 20%, Pemex sigue soportando una fuerte carga tributaria y vio mermados sus planes de inversión desde el desplome de los precios del crudo a fines de 2014.
Aunque el gobierno de López Obrador revisará los más de 100 contratos otorgados desde la reforma para prevenir actos de corrupción, expertos esperan que las subastas continúen.
«Esto no significa que no puedan seguir aplicando otros objetivos que han mencionado durante la campaña», agrega Castro, aludiendo a su intención de fortalecer a Pemex con proyectos como la construcción de una nueva refinería que reduzca la actual dependencia del país de gasolinas importadas.
Estos proyectos serían irrealizables sin los recursos privados atraídos por la reforma.
«Si (el nuevo gobierno) decide hacer esta operación solamente ellos sin participación de privados, obviamente la presión que pone a las finanzas federales es mucho más fuerte», señala Castro.
A la fecha, México ha realizado 17 licitaciones, 14 concluidas y tres en proceso, con participación de 75 empresas de 20 países y una inversión de 676,7 millones de dólares, según datos del regulador energético Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Gigantes como la angloholandesa Shell, la francesa Total, la británica BP y las estadounidenses Chevron y Exxon-Mobil han participado en este proceso que ha generado compromisos de inversión por más de 150.000 millones de dólares, según el gobierno.
– Incertidumbre –
Por ahora el proceso de revisión de contratos abre un espacio de incertidumbre que podría resultar costoso para México en momentos en que otros países de la región también buscan seducir a potenciales inversionistas.
«El inversor busca un sistema, una estabilidad política e institucional, que haya estabilidad aunque haya cambios de gobierno. Y hay oportunidades para invertir en otros bloques tanto en la región como fuera de ella», advierte Javier Díaz, analista de S&P Global Platts.
Aunque el especialista no espera problemas con la revisión de contratos debido a la transparencia con que se ejecutaron las licitaciones, todo dependerá de las condiciones que impongan los funcionarios del nuevo gobierno.
La CNH ya se acercó a la nueva administración y está a la expectativa de iniciar la revisión.
«Aquí estamos para rendir cuentas a todos los mexicanos y por supuesto al nuevo gobierno», dijo Juan Carlos Zepeda, jefe de la CNH a la radio local Grupo Fórmula.
De las tres licitaciones que están en proceso, una es para producción de hidrocarburos en zonas convencionales, en la que ya están inscritas 15 empresas; otra para campos no convencionales, aún sin participantes, y una tercera que buscará socios para Pemex en siete campos terrestres, con cinco empresas ya registradas.
– Pemex «campeón»-
Una pausa indefinida de las subastas e incluso la posibilidad de que el nuevo presidente decida revertir la reforma energética son remotas, pero no están del todo descartadas.
Para Castro una medida «radical» como esa perturbaría la tranquilidad que los mercados requieren para seguir invirtiendo y sería innecesaria.
López Obrador ganó la elección con 53% de los votos y tendrá mayoría en el Congreso bicameral, dándole marco legal y capital político suficientes para implementar su agenda sin echar atrás la reforma.
Y en dicha agenda, el destino de Pemex es medular.
«Lo que esperaría del gobierno de López Obrador es hacer anuncios que le permitan a Pemex actuar como una especie de campeón nacional en términos de energía», señala la experta.
La restauración de Pemex como baluarte de la soberanía nacional ha sido pilar de la propuesta de López Obrador, nativo del estado de Tabasco, una región tradicionalmente petrolera del sureste de México.
Recuperarla implicará dar a Pemex mejores condiciones fiscales, autonomía administrativa y herramientas y presupuesto para ejecutar proyectos. «Es probablemente de los mayores retos que tiene la compañía», concluye Castro.