Managua (AFP) – Al menos 13 líderes sociales, entre ellos la estudiante belganicaragüense Amaya Coppens, fueron detenidos en Nicaragua cuando intentaban auxiliar a familiares de manifestantes detenidos que realizan una huelga de hambre, denunciaron este viernes opositores al gobierno y parientes.
Los dirigentes fueron capturados por la policía la noche del jueves, cuando se dirigían en caravana a la ciudad de Masaya para solidarizarse con las personas que realizan una huelga de hambre en reclamo de libertad a sus familiares, dijo a la AFP Violeta Granera, del bloque opositor Unidad Azul y Blanco (UNAB).
El grupo llevaba agua a la parroquia San Miguel, donde se realiza la huelga de hambre, luego que las autoridades cortaron el suministro de agua y energía.
La policía mantiene un bloqueo al templo, denunció el sacerdote Edwin Román, quien acompañó a los huelguistas en la parroquia.
«Estamos de rehén en nuestra propia casa. Necesito insulina pero no dejan pasar nada», gritó por una ventana Román, quien dijo ser diabético, a periodistas que se encontraban fuera.
Simpatizantes del gobierno dañaron los celulares que algunos comunicadores utilizaban para transmitir en vivo lo que ocurría. Los periodistas reclamaron que la policía observó los hechos pero no intervino.
– Clima de protesta –
El belga Federico Coppens, padre de la líder estudiantil Amaya Coppens, dijo a medios de su país que su hija fue llevada por la policía a la cárcel de El Chipote, «un centro de detención preventiva y tristemente conocido por ser un centro de tortura».
La líder estudiantil pasó varios meses detenida por participar el año pasado en las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega. Fue liberada en junio pasado bajo una polémica ley de amnistía.
Las protestas comenzaron en abril de 2018 contra una reforma a la seguridad social y derivaron en pedidos de renuncia a Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
Organismos de derechos humanos estiman que la represión de las protestas dejó 325 muertos, cientos de encarcelados y 62.500 exiliados.
El ayuno de unas 11 mujeres es parte de una campaña denominada «Navidad sin presos políticos», organizada por familiares de los detenidos.
«Estamos aquí con todo el alma partida y queremos pedirle a Nicaragua que no nos dejen solos, no dejen solas a esas mujeres que están ahí», en la huelga de hambre, clamó Gretel Gómez, madre de uno de los detenidos, en una rueda de prensa donde denunció la captura de los activistas.
Las autoridades no se han pronunciado sobre las capturas.
– Condena internacional –
Organismos de derechos humanos y la Iglesia católica condenaron el asedio a las huelguistas y la detención de opositores que pretendían solidarizarse con ellas.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) llamó a la policía a respetar el derecho a huelga de hambre «porque es una forma de lucha no violenta que busca reivindicar el cumplimiento de los derechos humanos».
«En este acto contra manifestantes en huelga de hambre, el Estado de Nicaragua continúa con acciones de represión a víctimas de la crisis de derechos humanos que afecta al país desde abril de 2018», escribió en Twitter la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Llamó a las autoridades a «cesar inmediatamente la persecución y proceder a liberar a los presos políticos».
En términos semejantes se pronunciaron la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas y Amnistía Internacional (AI).
En tanto, el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes dijo que «lamenta y condena el asedio e intimidación» al padre Román.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) también se pronunció en Twitter sobre la captura de los activistas y exigió su «inmediata liberación».
Grupos de oposición y familiares de presos calculan que 139 personas continúan encarceladas por participar en las protestas contra Ortega, aunque las autoridades no reconocen que haya presos por motivos políticos.