Buenos Aires (AFP) – El Senado de Argentina define este jueves si aprueba la legalización del aborto, al cabo de cinco meses de un intenso y acalorado debate que del parlamento se trasladó a las calles.
A la espera del resultado, que se anticipa negativo, dos manifestaciones colmaron desde las primeras horas del miércoles los alrededores del Congreso en Buenos Aires, separadas por dos vallados. Pañuelos verdes identifican a quienes están por «el derecho a elegir» y el color celeste a quienes rechazan la ley.
La sesión, que se instaló a las 10H30 locales (13H30 GMT) del miércoles se extendía después de la medianoche, con la intervención de la mayoría de más de 60 senadores.
En varias ciudades de América Latina, como Ciudad de México, Quito, Lima, Rio de Janeiro y Santiago, grupos a favor de la legalización del aborto se manifestaron frente a representaciones diplomáticas de Argentina.
En la noche, el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, ofició una misa en la catedral de Buenos Aires, retransmitida desde una pantalla gigante ubicada en una desierta Plaza de Mayo, a un kilómetro de la sede del Senado.
De aprobarse el proyecto, Argentina, país del papa Francisco, se convertiría en el tercero de América Latina con aborto legal, sumándose a Cuba y Uruguay. También se permite en la Ciudad de México.
– Consulta popular –
La presión se redobla cuando ya se da por descontado que la mayoría de los senadores rechazará el proyecto, aprobado en junio por Diputados con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención.
De los 72 senadores, se estima que 38 votarán en contra.
Sin embargo, sectores a favor de la ley evalúan convocar un referéndum en caso de que la iniciativa sea rechazada.
«Cuando hay una Cámara que opina de una manera y otra que piensa de otra manera, en caso de que sea rechazado, demuestra que la representación del pueblo está dividida. Eso amerita, tal vez, un sistema de decisión de democracia directa que prevé la Constitución a través de la consulta vinculante. Es posible que propongamos esto», adelantó Daniel Lipovetzky, diputado del oficialista Cambiemos y que tuvo a su cargo el debate en la cámara baja.
– Posiciones individuales
Una iniciativa para reducir de 14 a 12 semanas el lapso en el que se autorizaría el aborto y lograr así más adhesiones en el Senado fracasó.
Al igual que ocurrió en la cámara de Diputados, las posiciones de los senadores son individuales y no responden a líneas partidistas.
A la hora de los cierres a cargo de los jefes de bloques, intervino la expresidenta y actual senadora Cristina Kirchner, en su primera aparición pública en semanas.
Al defender la iniciativa, Kirchner sostuvo que «se puede estar de acuerdo o no, pero lo más grave de esta noche es que estamos rechazando un proyecto sin proponer nada alternativo y la situación va a seguir siendo la misma», en alusión a los abortos clandestinos que ONG calculan en unos 500.000 al año.
Kirchner, que durante sus dos mandatos (2007-2015) se rehusó a presentar el proyecto de ley, aseguró en el Senado que «fueron las miles de chicas que se volcaron a la calle quienes me hicieron cambiar de opinión».
El presidente Mauricio Macri, impulsor del debate, sostuvo que «no importa cuál sea el resultado, hoy ganará la democracia».
– Legal o clandestino –
Celeste Villalba tiene 20 años y a pesar de su nombre de pila está fervorosamente del lado verde. A su alrededor jóvenes con pelucas verdes cantan «¡Aborto legal, en el hospital!».
«Este debate es si es legal o clandestino, no si uno está a favor o en contra del aborto», dice a la AFP.
«La Iglesia se quiere meter en todo. Tendría que dar un paso al costado», afirma.
Aunque las adolescentes y jóvenes han sido motor de las manifestaciones, los mayores también están movilizados.
Mirtha Martini, de 64 años, vendedora de seguros pasó por la plaza para expresar su apoyo. «Hay que tomar posición, es importante. El eslogan ‘Defender la vida’ es una falacia porque se mueren mujeres por abortos clandestinos», afirmó.
– El No Celeste –
Entre los celestes que se oponen a la ley deambulan varios sacerdotes. Federico Berruete, de 35 años, es uno de ellos. Mientras dirige la organización de un improvisado reliquiario habla con la AFP.
«Hay una gran muestra de fe, mucha gente se ha movilizado para un país más humano. Hay que defender al niño por nacer», afirma.
A su alrededor manifestantes alzan carteles donde se lee «Hay vida desde la concepción» o «Toda vida vale». Detrás, un enorme afiche con la imagen de un feto sirve de marco a jóvenes que cantan acompañados de tambores.