Bilasuvar (Azerbaiyán).- La pasión de Isgandar Shiralizada por todo lo relacionado con las abejas y la miel comenzó de niño en la casa de su familia en Bilasuvar, una ciudad situada en la región meridional de Azerbaiyán. Su madre hacía una deliciosa variedad de postres a base de miel, especialmente los populares dulces locales baklava, con sus capas bañadas en miel. Estas delicias despertaron la curiosidad de Isgandar sobre las criaturas que producían la miel.
«Cada cucharada de miel era un misterio para mí, haciendo que me preguntara sobre las abejas y su mundo», recuerda.
Isgandar recuerda con cariño cuando cada invierno su madre compraba tres kilos de miel a un vecino y él le decía: «Un día seré apicultor y tendremos nuestra propia miel».
Este sueño de infancia sentó las bases de su futuro en el sector de la miel.
Cuando tenía poco más de 20 años, Isgandar y su madre invirtieron en su primera colonia de abejas. Este modesto comienzo se amplió gradualmente y tanto sus colmenas como sus habilidades aumentaron año tras año.
Recibió asesoramiento de Hikmat Aliyev, un apicultor de renombre en esta zona de Azerbaiyán, que le enseñó el arte y los secretos ocultos de la apicultura. También asistió a varios cursos de capacitación en el país y en el extranjero. En Türkiye, Isgandar acudió con los apicultores locales a reuniones sobre el acceso al mercado y la formación de cooperativas, y allí también adquirió experiencia práctica en técnicas apícolas innovadoras.
La carrera profesional de Isgandar prosperó de verdad tras asistir a un curso ofrecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), financiado por el Gobierno de Azerbaiyán. Esta iniciativa, que forma parte del proyecto «Aumentar el empleo juvenil en la agricultura», proporciona a hombres y mujeres jóvenes de las zonas rurales las habilidades necesarias para desarrollar una carrera profesional en la agricultura, centrándose en el desarrollo del emprendimiento y los agronegocios.
En un país donde más de un cuarto de la población tiene entre 14 y 29 años, el empleo juvenil representa un desafío importante en las zonas rurales. La agricultura es un sector esencial para Azerbaiyán, pues emplea al 36,3 % de la mano de obra y proporciona importantes ingresos a los hogares de las zonas rurales.
Una de las razones principales del desempleo juvenil en las zonas rurales es la limitada educación o las escasas competencias profesionales, además de la falta de acceso a oportunidades y servicios de emprendimiento.
«Fomentar el empleo de los jóvenes y las mujeres del medio rural mediante capacitación y apoyo agrícola resulta vital en Azerbaiyán, ya que ayuda a combatir la pobreza intergeneracional y a promover la inclusión social y de género», afirma Nasar Hayat, Representante de la FAO en Azerbaiyán.
Para Isgandar, el apoyo de la FAO supuso un elemento catalizador que hizo que pasara de apicultor local a innovador sobre el terreno.
Diseñó las «colmenas inteligentes» y las presentó a TechnoFest, un prestigioso evento de tecnología celebrado en Türkiye. Estas colmenas son dispositivos innovadores que están diseñados para combatir las enfermedades de las abejas y optimizar la producción de miel. A través de sensores ubicados en el interior de la colmena, los apicultores pueden realizar un seguimiento de las varroas, la humedad y el peso de la colmena mediante una aplicación que les alerta de los problemas sin necesidad de intervención física, lo cual establece un nuevo estándar en las prácticas apícolas.
El proyecto de la FAO también proporcionó a Isgandar instrumentos agrícolas esenciales para ampliar su negocio, en particular un tanque de agua y una bomba para garantizar un suministro de agua constante para sus jardines apícolas. Estos elementos contribuyeron a la salud de sus jardines, mejorando de manera significativa tanto la calidad como la cantidad de su producción de miel.
Con el incremento de los ingresos, Isgandar aumentó su número de colmenas a 60.
«Antes del proyecto, solo podía producir hasta una tonelada de miel al año, pero ahora mi producción se ha duplicado hasta dos toneladas anuales», comparte con orgullo Isgandar.
Con el respaldo de la FAO, no solo se ha vuelto económicamente independiente, sino que, a su vez, la FAO encontró en Isgandar el embajador perfecto para implicar a los jóvenes y compartir su pasión por la apicultura con las próximas generaciones.
Con una gran cantidad de experiencia internacional, Isgandar quería enseñar a otras personas lo que había aprendido.
«Quiero convertirme en asesor; no puedo quedarme todo esto para mí», declara.
Encontró una oportunidad de compartir sus conocimientos a través de un programa de capacitación sobre apicultura en el Liceo de Formación Profesional de Bilasuvar.
Actualmente, Isgandar imparte un curso para jóvenes aspirantes a apicultores, donde comparte todos sus conocimientos, desde los conceptos esenciales de la apicultura hasta el uso de tecnologías innovadoras para combatir las enfermedades de las abejas.
«El entusiasmo de los jóvenes por la apicultura supone una verdadera alegría para mí, y considero que mi labor es ayudarles a amar y apreciar este trabajo», afirma Isgandar.
«Cada día proporciono a los alumnos competencias vitales, preparándoles para ser la próxima generación de apicultores que puede contribuir a impulsar el sector agrícola en Azerbaiyán», comparte Isgandar, que ve un gran potencial en su país y se ha comprometido a garantizar que los jóvenes lo vean también.
Tras enseñar, se dedica a su explotación, cuidando sus abejas o ayudando a otros apicultores de la zona con sus colmenas.
Isgandar ve en el entusiasmo de sus propios hijos por la apicultura la prueba del atractivo de este sector como profesión para los jóvenes.
«A mi hija Asmanur y mi hijo Ismail les encantan las abejas y los productos derivados de ellas. Se ponen muy contentos cada vez que me pongo el traje protector», afirma. Aunque con dos y tres años son demasiado pequeños para unirse a él ahora, su interés es innegable. «Siempre preguntan cuándo podrán venir conmigo al colmenar. Especialmente mi hija, que está deseando empezar».
Isgandar cree que introducir a los jóvenes en la apicultura no solo les conecta con la naturaleza, sino que también les abre la puerta a oportunidades profesionales sostenibles y rentables.
Para jóvenes ambiciosos como los hijos y alumnos de Isgandar, el sector de la apicultura ofrece una profesión viable y provechosa en un ámbito que acoge la innovación y el crecimiento.