Las lluvias se ensañan con Centroamérica y dejan destrucción y muerte
El 20 de junio un deslizamiento de tierra en el departamento de Huehuetenango, Guatemala, dejó un saldo de once muertos © AFP/Archivos Mauricio López

Ciudad de Guatemala (AFP) – Una temporada lluviosa excepcionalmente intensa dejó en Centroamérica decenas de muertos y miles de afectados tras casi cinco meses de aguaceros sin tregua, que también provocaron destrucción de carreteras y viviendas.

Organismos meteorológicos centroamericanos indicaron que este año cayó entre 25% y 50% más lluvia que el promedio para los meses de septiembre y octubre, los meses tradicionalmente más húmedos, en las zonas más golpeadas por los aguaceros.

El país más afectado por las víctimas mortales es Honduras donde la fuerza de las lluvias dejó 32 fallecidos, según la Comisión Permanente de Contingencias de ese país (Copeco), que declaró alerta verde en las comunidades aledañas al Río Ulúa (oeste).

Guatemala es otra de las naciones centroamericanas donde la furia de las precipitaciones dejó una estela destructora, con 26 muertos, 307.367 afectados, 6.237 evacuados y 1.409 albergados, de acuerdo con un balance de la estatal Coordinadora para la Reducción de Desastres (Conred).

Las fuertes lluvias, además, dañaron unas 4.050 viviendas, 110 carreteras y destruyeron 14 puentes.

El presidente guatemalteco, Jimmy Morales, dijo este martes en rueda de prensa que su gobierno analiza declarar estado de calamidad a causa de las daños provocados por las lluvias.

El mandatario comentó que es difícil disponer de recursos para enfrentar las emergencias debido a leyes que impiden la ejecución presupuestaria.

«Seguramente debemos hacer compras por emergencias, por lo tanto, se deberá analizar implementar un Estado de Excepción», afirmó el gobernante.

En tanto, en El Salvador se reportaron seis muertos y también se mantiene un alerta verde a nivel nacional para la vigilancia de las lluvias desde el 28 de septiembre.

Entre los fallecidos figuran cuatro miembros de una misma familia que perdieron la vida a causa de un alud de lodo y tierra que arrasó su vivienda en las proximidades del puerto La Libertad, 34 km al sur de San Salvador.

A pesar del saldo mortal, las precipitaciones se dieron en un rango «normal», dijo el gerente de Meteorología del Ministerio salvadoreño de Medio Ambiente (MARN), Luis García.

La estela de muertos también afectó a Panamá, donde el sábado hubo un deslizamiento de tierras que mató a seis personas en una comarca indígena.

El pasado sábado, el Sistema Nacional de Protección Civil de Panamá (Sinaproc) emitió un aviso en todo el país de prevención de lluvias con tormentas y vientos hasta el 3 de octubre.

– Lluvias benevolentes –

En Costa Rica y Nicaragua las lluvias han sido igualmente severas aunque no se han reportado víctimas mortales.

Sin embargo, en la última semana las lluvias dejaron al menos 206 viviendas anegadas en una docena de municipios del Pacifico de Nicaragua, incluida la capital.

«Gracias a Dios, no hemos perdido vidas», afirmó el lunes la vicepresidenta y portavoz oficial, Rosario Murillo, añadiendo que rescataron a un hombre que había caído en un cauce durante las lluvias en la capital.

Murillo informó que tres personas murieron por impactos de rayo, aunque el gobierno no los vincula a las lluvias.

En Costa Rica, las intensas lluvias han provocado daños en carreteras y puentes, con deslaves que han bloqueado el acceso a algunas comunidades e inundado viviendas.

La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) informó el lunes que 249 personas se mantenían en 10 albergues en distintos puntos del país a causa de los daños en sus residencias. Los principales daños se registran en la ciudad de Cartago, 15 kms al este de la capital, donde varias comunidades se vieron aisladas a causa de desbordes de ríos y deslaves.

La CNE declaró alerta amarilla desde inicios de setiembre en la mayor parte del territorio costarricense y lo mantenía en vigor en octubre por la persistencia de lluvias.

Según el Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica, 14 de los 82 cantones del país presentan una excesiva saturación de agua en los suelos, principalmente en las zonas del Pacífico y centro del país.

La temporada excepcionalmente lluviosa ocurre después de dos años más secos de lo normal a causa del fenómeno El Niño.