Petorca (Chile) (AFP) – Más de cien mil animales muertos, cultivos familiares al borde de la extinción y cerca de 600.000 personas que requieren ser abastecidas de agua por sequia. Esta megasequía golpea con fuerza el centro de Chile tras una década de déficit de lluvias.
El final del invierno austral más seco en seis décadas dejó un saldo complejo: seis de las 16 regiones de Chile sufren los efectos del déficit de precipitaciones, que en el caso de Valparaíso y Santiago llegó al 77%.
Entre las regiones de Atacama (norte) y Maule (sur) se contabilizan a la fecha unos 106.000 animales muertos por falta de agua y alimentos, según el ministerio de Agricultura.
Chile cumple con la mayoría de los nueve criterios de vulnerabilidad enunciados por la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (CMNUCC), incluyendo áreas propensas a sequía y desertificación.
– Animales muertos –
Al norte de la región Metropolitana, en Colina, los cerros colmados de forraje se agotaron y vacas, cabras y caballos deambulan hambrientos.
«Lo de la sequía ha sido desastroso para nosotros», lamenta Sandra Aguilar. Su familia tenía unos 100 animales pero ahora la mitad sobrevive gracias a un hilo de agua que les provee un vecino que aún tiene.
«La situación es compleja», reconoce Javier Maldonado, gobernador de la provincia de Chacabuco, que alberga a varias de las comunas afectadas por la sequía.
«Tenemos que ser realistas, el cambio climático llegó para quedarse», añade.
En Petorca, en Valparaíso, Erick Hurtado, de 23 años, relata a la AFP cómo su abuelo perdió más de la mitad de los 60 animales que tenía. «Salir y ver los animales en el suelo, muertos, es una pena», sostiene.
Según el ministerio de Agricultura, la mayoría de animales fallecidos son caprinos (80.000), seguido de bovinos (18.000) y ovinos (8.000).
– Agua escasa y bendita –
En el patio de su casa en la comuna de La Ligua, en Valparaíso, Dominga Mondaca muestra las grietas que atraviesan el lugar y por las cuales antes corría el agua que regaba plantaciones de frutillas y cítricos.
«Son hartos (muchos) años con poca agua pero este año se pasó, no llovió nada», dice Dominga, una de las más de 600.000 personas que requieren ser abastecidas de agua.
A sus 73 años, ya no cría gallinas para reservar la poca agua que recibe desde hace dos años para su consumo y limpieza y mantener una diminuta quinta que considera su tesoro.
Según el Ministerio de Agricultura, hay unos 37.000 agricultores en riesgo.
– Aguacate ¿el culpable? –
En la vecina Petorca, las corrientes de agua se transformaron en rocas resquebrajadas.
Pero en algunas zonas el paisaje marchito contrasta con el verde de cerros colmados con plantaciones de cítricos y aguacates o paltas, como la llaman en muchas partes de Sudamérica, un cultivo de gran demanda del que Chile es uno de sus mayores exportadores.
En esta localidad, a la falta de agua se suma el mal manejo de los recursos hídricos, aseguran sus habitantes.
«Hay un exceso de plantación de monocultivo que se toma todo el agua», dice a la AFP Diego Soto, del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima).
El aguacate, de origen guatemalteco, necesita mucha agua para crecer. «Estamos hablando de 600 litros a la semana por palto, versus que para consumo humano se está trabajando con 50 litros por día, es decir, unos 350 litros» semanales, dijo este ambientalista.
Los productores refutan las cifras y apuntan a la falta de infraestructura para acumular agua tanto superficial como subterránea. «La palta no es de los cultivos que necesita más agua», señaló el gerente general del Comité de Paltas, Francisco Contardo.
– Menos nieve –
En la cordillera central de Chile la nieve acumulada presenta un déficit del 65% frente al promedio histórico, según datos oficiales. Los científicos calculan una disminución de entre 5 y 10% por década en prácticamente todos los Andes, uno de los principales reservorios de agua del país.
«La zona central de Chile es muy dependiente de los derretimientos estivales tanto de la nieve como de los glaciares. Eso significa que si la cobertura de nieve se reduce, también se reduce la disponibilidad de recursos hídricos», alerta Raúl Cordero, experto en cambio climático de la Universidad de Santiago.
La menor caída de nieve obligó a los centros de esquí de la zona central a usar como nunca antes sus máquinas para fabricar nieve.
«Chile vivía como si fuera un país que tenía abundancia de agua, pero probablemente el cambio climático y el calentamiento global cambió esa situación para siempre», afirmó el presidente Sebastián Piñera al anunciar inversiones por 5.000 millones de dólares para hacer frente a la sequía.