Londres (AFP) – Europa se confina y toma medidas cada vez más severas ante una pandemia que deja más de 45,7 millones de contagios y casi 1,2 millones de muertos en el mundo, 400.000 de ellos en América Latina, en medio de un creciente hartazgo de la gente que protesta contra una situación que de momento parece sin salida.
Austria anunció el sábado un nuevo confinamiento a partir del martes, mientras que Inglaterra dio cuenta de similar medida a partir del jueves próximo y Grecia dictó una cuarentena parcial.
El nuevo confinamiento por la pandemia en Austria, que incluye un toque de queda entre las 20H00 y las 06H00 locales así como el cierre de restaurantes, hoteles, instituciones culturales y deportivas, regirá hasta fines de noviembre, dijo el canciller conservador Sebastian Kurz en conferencia de prensa en Viena.
«Ningún evento será posible. Esto incluye los sectores de deportes, cultura y ocio. Los hoteles tendrán que cerrar, con excepción de los viajes de negocios, y también nos vemos obligados a cerrar restaurantes y cafés, con la excepción de comida para llevar», explicó Kurz.
Humildad
Por su parte, el primer ministro británico Boris Johnson, anunció que Inglaterra volverá al confinamiento domiciliario desde el jueves hasta el 2 de diciembre.
«Tenemos que ser humildes ante la naturaleza», afirmó Johnson en rueda de prensa, y agregó que todos los comercios no esenciales cerrarán y los ingleses no podrán salir de casa salvo para cuestiones esenciales como comprar comida o acudir al médico. Escuelas y universidades seguirán sin embargo abiertas.
Los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte reimpusieron cierres parciales.
Portugal anunció un confinamiento parcial que afecta a 70% de la población, al igual que Grecia, cuyo primer ministro Kyriakos Mitsotakis instó a «actuar ahora», antes de que las unidades de cuidados intensivos se vean desbordadas.
Durante el confinamiento griego debido a la pandemia, que comenzará el martes, se prohibirá la circulación desde la medianoche hasta las 05H00 locales. Los restaurantes, bares y lugares de ocio en Atenas y otras ciudades permanecerán cerrados. El resto del país tendrá que cumplir con el toque de queda nocturno y el uso obligatorio de mascarilla incluso al aire libre.
En tanto, Eslovaquia empezó el sábado un ambicioso programara de detección de coronavirus con pruebas de antígenos, de resultados rápidos, aunque no se consideran tan fiables como las PCR, en las que las muestras nasales se envían a un laboratorio para ser analizadas.
Unos 45.000 profesionales de la sanidad, del ejército y de la policía fueron desplegados para realizar los test, recogiendo muestras en unos 5.000 puntos de detección.
El primer ministro Igor Matovic estimó que la medida salvará «cientos de vidas», pero la Asociación Eslovaca de Médicos de Familia consideró que el plan está mal preparado, ya que el hacinamiento en los lugares de prueba va en contra de los protocolos para prevenir los contagios.
Descontento
En otros países, donde ya se han impuesto confinamientos por la pandemia, con distintos niveles de severidad, crece el descontento entre algunos ciudadanos por este tipo de restricciones.
En España, manifestantes se enfrentaron el viernes a la policía en el centro de Barcelona después de que cientos de personas se reunieran para denunciar las nuevas medidas, que incluyen un toque de queda y la prohibición de salir de la ciudad durante este fin de semana de Todos los Santos.
Y en Italia, el alcalde de Florencia llamó a la calma tras violentos enfrentamientos el sábado entre la policía y manifestantes.
Estados Unidos enfrenta una aceleración de la pandemia, con un nuevo récord diario de más de 94.000 contagios, según un recuento de la universidad Johns Hopkins, cuando se aproximan las elecciones del próximo martes.
El presidente Donald Trump, que se postula a la reelección, no se cansa de minimizar la gravedad del covid-19, del que él mismo se contagió y se recuperó. «Solo queremos volver a la normalidad», dijo. «Si te contagias, te mejorarás y después serás inmune», lanzó el viernes a simpatizantes en Michigan.
Día de Muertos
En tanto, América Latina y el Caribe, que con 11,2 millones de contagios por la pandemia es la región con más casos de covid-19, superó el viernes el umbral de las 400.000 muertes por el virus.
En México, el gobierno dedicó un altar del tradicional Día de Muertos -que se celebra en varios países latinoamericanos- a los poco más de 90.000 fallecidos que ha dejado el covid-19 en el país, y además decretó tres días de luto nacional en su memoria.
«Con esta ofrenda apegada a costumbres que vienen de lejos, recordamos a los difuntos niños y adultos», dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador al presentar el sábado la ofrenda.
Según la creencia mexicana, en el Día de Muertos que se celebra los días 1 y 2 de noviembre, las ánimas regresan a casa para convivir con sus familiares, que les preparan altares en su honor con su fotografía, coloridas flores de cempasúchil, y sus alimentos y bebidas preferidos.
Pero varios cementerios mexicanos permanecerán cerrados por la pandemia, al igual que en otros países de la región.