La Habana (AFP) – Un total de 39 cubanos perdieron la vida en el estrecho de Florida durante los últimos ocho meses, en su intento de emigrar ilegalmente a Estados Unidos, informó la embajada de ese país en La Habana.
«La Guardia Costera ha registrado 39 muertes confirmadas de personas que emigran ilegalmente en embarcaciones inseguras, sobrecargadas y rústicas», señaló en Twitter la legación diplomática, que citó un comunicado de la Guardia Costera estadounidense.
En medio de su peor crisis económica en tres décadas, debido a los efectos de la pandemia de covid-19 y al recrudecimiento de las sanciones de Washington, Cuba vive una oleada migratoria masiva.
Desde octubre de 2021 hasta mayo de 2022, más de 140.602 cubanos entraron a territorio estadounidense por la frontera con México -durante el año fiscal 2021 fueron 23.073–, según la oficina de Aduanas de Estados Unidos.
La cifra más reciente supera al éxodo del Mariel en 1980, cuando 130.000 personas abandonaron Cuba.
Pero en los últimos meses también aumentaron las salidas por mar, pese el peligro que implica cruzar el estrecho de Florida, el mar que separa a Cuba de la Península de Florida y una zona plagada de tiburones, en embarcaciones rústicas.
En un comunicado publicado en su página de internet, la Guardia Costera estadounidense precisó que con los 89 cubanos que fueron repatriados el jueves, suman 2.691 los isleños que han sido interceptados en el mar desde el pasado 1 de octubre, una cifra que supera con creces los 838 registrados durante el año fiscal 2021.
Ante el vertiginoso aumento, Washington y La Habana retomaron recientemente negociaciones migratorias. La Habana reclama 20.000 visas anuales de emigración que Estados Unidos está comprometido a otorgar desde 1995.
Según los acuerdos migratorios vigentes entre ambos países, Washington debe devolver a la isla los migrantes ilegales interceptados en el alta mar, y Cuba reintegrarlos sin consecuencias legales.
Cuba acusa a Estados Unidos de librar una «política de guerra económica» para deprimir el nivel económico de la población, además de restringir las vías para emigrar, mientras estimula la salida «irregular» de los isleños, privilegiándolos con la posibilidad de tener residencia permanente cuando entran de manera ilegal a territorio estadounidense.