Ginebra (Suiza).- El fenómeno climático La Niña podría volver a influir en el clima global a finales de 2024, según el último boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), con una probabilidad del 60 % de que se instaure un nuevo episodio hacia el final del año. 

Este retorno impactaría significativamente en las condiciones climáticas, trayendo cambios sustanciales en las temperaturas y patrones de precipitación en varias regiones del mundo.

La OMM, en su reciente edición del boletín El Niño/La Niña, destacó que actualmente prevalecen condiciones neutras, pero la transición a La Niña es cada vez más probable. 

Los análisis de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo indican que, para el periodo de septiembre a noviembre de 2024, hay un 55 % de posibilidades de desarrollo de La Niña, aumentando a un 60 % entre octubre de 2024 y febrero de 2025. 

En contraste, la posibilidad de un nuevo episodio de El Niño en este periodo es mínima.

¿Qué es La Niña y cómo afecta el clima global? 

La Niña es un fenómeno climático caracterizado por un enfriamiento significativo de las aguas superficiales en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, acompañado de cambios en la circulación atmosférica tropical, incluyendo los vientos, la presión y las precipitaciones. 

Tradicionalmente, La Niña genera efectos opuestos a los de su contraparte, El Niño, afectando principalmente a las regiones tropicales con patrones climáticos distintos, como precipitaciones y temperaturas alteradas.

La Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, señaló la importancia de monitorear estos fenómenos. 

«Desde junio de 2023 hemos observado temperaturas excepcionalmente altas a nivel global. Aunque La Niña puede tener un efecto enfriador a corto plazo, no revertirá la tendencia al aumento de las temperaturas mundiales causadas por los gases de efecto invernadero».

Impactos pasados y predicciones actuales

Los últimos años han evidenciado cómo eventos como La Niña y El Niño pueden modificar sustancialmente el clima. Por ejemplo, el episodio de La Niña que se extendió desde 2020 hasta principios de 2023 y el subsiguiente El Niño, uno de los más intensos registrados, dejaron huellas climáticas duraderas, incluyendo extremos térmicos y precipitaciones intensas.

Actualmente, la OMM utiliza los boletines para informar y preparar a gobiernos y organizaciones ante posibles desastres. 

Las predicciones para el periodo de septiembre a noviembre de 2024 sugieren que, aunque las temperaturas de la superficie del mar podrían estar por encima de lo normal en casi todas las cuencas oceánicas, excepto en la zona oriental del Pacífico, se espera un aumento en las precipitaciones en áreas como el norte de América del Sur, el Caribe y partes de Asia debido a los efectos típicos de La Niña.

La relevancia de los pronósticos de largo plazo 

Más allá de los efectos inmediatos de estos fenómenos, la OMM también considera otras variables climáticas globales como la oscilación del Atlántico Norte y el dipolo del océano Índico en sus evaluaciones. 

Estos elementos son cruciales para desarrollar estrategias efectivas de respuesta a los cambios climáticos que pueden afectar a múltiples sectores sensibles, desde la agricultura hasta la gestión de desastres.

Los Centros Regionales sobre el Clima de la OMM y los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales seguirán monitoreando de cerca estos desarrollos, ofreciendo información vital para la protección de vidas y medios de subsistencia en un contexto global cada vez más influenciado por condiciones meteorológicas extremas y el cambio climático.

Este enfoque integrado y proactivo hacia la predicción climática no solo ayuda a anticipar eventos naturales sino también a mitigar sus posibles impactos negativos, reforzando la resiliencia global frente a un clima cambiante y desafiante.