Xochimilco (México) (AFP) – Desconsolada, una mujer de larga y negra cabellera, vestida con velos blancos, vaga por los canales de Xochimilco, en Ciudad de México, buscando a sus hijos muertos por la pandemia de covid-19.
La tradicional puesta en escena de «La Llorona«, una leyenda cuyos orígenes se remontan a la mitología azteca, se negó a desaparecer por las restricciones sanitarias y sirvió para recordar a las víctimas del nuevo coronavirus en México.
El fantasma que asusta a los mexicanos desde hace cinco siglos con el tétrico grito de «¡Ay, mis hijos!», cuyo mito se extendió a toda América Latina, reaparece cada año en vísperas del Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre.
La dramatización «está dedicada a la memoria de las personas que se fueron sin despedirse de sus seres queridos (…) y para las familias que han pasado por esta pérdida», dijo a la AFP Nayeli Cortés, quien interpreta a «La Llorona» desde hace once años.
El espectáculo sobrevivió a la crisis sanitaria con medidas como el uso de cubrebocas plásticos transparentes, en el caso de los actores que recitan parlamentos, y de tela con estampados de calaveras en el resto del reparto.
También gracias a un número reducido de espectadores, que tuvieron que usar mascarilla obligatoriamente.
«El no poder abrazar, el no poder tomar su mano, el no poder darle un beso (a los deudos) es muy frustrante, y por eso ahorita está dedicada a ellos», añade María Luisa Castillo, directora de escena de la obra.
Desde las embarcaciones que transitan por los famosos jardines lacustres, los asistentes observaron la trama de este personaje que conecta con el mundo prehispánico.
Consuelo ante Día de Muertos
Expertos señalan que el relato del espíritu errante, conocido como Cihuacóatl o «mujer serpiente», comenzó a ser documentado por Fray Bernardino de Sahagún hacia 1550.
Se le asocia a los supuestos presagios funestos previos a la conquista española, que vaticinaban el final del imperio mexica de Tenochtitlán hace 500 años.
Hugo Cruz, transportista, acudió a ver la obra que se presenta desde hace 27 años, aprovechando la flexibilización de medidas tras meses en que las autoridades prohibieron los eventos masivos para evitar contagios.
«Si no inculcamos (las tradiciones) a nuestros hijos, a los niños (…), pues esto se va a perder «, estima Cruz, de 46 años.
Para él, costumbres como esta son un consuelo ante el anunciado cierre de cementerios el Día de Muertos para combatir la expansión del nuevo coronavirus, que en México, con 128,8 millones de habitantes, deja 86.000 fallecidos y más de 850.000 contagiados.
Aunque con 30% del aforo, la presentación de «La Llorona de Cuemanco» y la posibilidad de realizar funciones via streaming permiten también reactivar el turismo en Xochimilco, que permaneció cerrado durante casi seis meses por la pandemia, indican los productores.
«Venimos de una situación complicada, venimos de seis meses en que los once embarcaderos de Xochimilco estuvieron cerrados, así que este evento representa una reactivación económica para esta zona turística», explica Cortés.
Xochimilco, un conjunto de canales e islas artificiales conocidas como «chinampas», construidas hace siglos por los aztecas y otros grupos indígenas, es considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO y atrae a cerca de un millón de turistas al año.