Caracas (AFP) – Venezuela y Colombia se encaminan, en una suerte de guerra fría, a una ruptura de relaciones tras denuncias del presidente Nicolás Maduro de que desde Bogotá se ordenó su asesinato y la llegada al poder del derechista Iván Duque, advierten expertos.
Los gobiernos de Maduro y Juan Manuel Santos volvieron a enfrentarse luego de que el mandatario socialista asegurara haber escapado a un intento de magnicidio orquestado por su homólogo colombiano, el sábado durante una parada militar.
«No tengo duda que el nombre de Juan Manuel Santos está tras este atentado (…) ordenado desde Bogotá», aseguró Maduro sobre el caso de dos drones que explotaron cuando daba un discurso en una avenida del centro de Caracas, uno de ellos frente a su tribuna.
Santos, cuyo gobierno tildó los señalamientos de «absurdos», entregará el poder al derechista Duque el próximo martes, un relevo que promete incrementar las tensiones ante continuas denuncias de Maduro de que Colombia, Estados Unidos y la oposición venezolana se aliaron para derrocarlo, y ahora asesinarlo.
«Difícil imaginar que las tensiones puedan bajar y generarse confianza después de este incidente y las acusaciones directas de Maduro. Es previsible un deterioro en la relación bilateral» durante el gobierno de Duque, dijo a la AFP el director de Diálogo Interamericano, Michael Shifter.
Bogotá y Caracas mantienen sus relaciones a nivel de encargados de negocios, y Duque ya descartó nombrar un embajador ante un gobierno que considera «ilegítimo»
– Formalización de ruptura –
Santos agitó las aguas el pasado lunes en una entrevista con la AFP, en la que afirmó que veía «cerca» la caída de Maduro por la gravedad de la crisis económica, con una inflación que el FMI proyecta en 1.000.000% para 2018.
En el poder desde 2010, el mandatario colombiano contó con el apoyo de Caracas para sacar adelante el proceso de paz con la guerrilla de las FARC, su mayor logro, pero poco a poco endureció su posición.
Maduro lo acusa de «mal agradecido» y de haberlo utilizado.
La elección de una Asamblea Constituyente controlada por el chavismo, que en la práctica sustituyó el Parlamento de mayoría opositora, terminó de meter las relaciones al congelador.
Adversarios políticos, Santos y Duque no reconocen la reelección de Maduro por considerar que las votaciones fueron amañadas y que el chavismo degeneró en «dictadura».
«Creo que el paso siguiente es la formalización de la ruptura de relaciones. Eso llevará a un posible escalamiento de las tensiones en la frontera», declaró a la AFP el internacionalista colombiano Jairo Velásquez.
Para Leandro Area, exsecretario venezolano de una comisión de límites fronterizos con Colombia, los vínculos ya «están en un punto muerto» y, con una «agenda militarizada y llena de agresividad», solo cabe esperar más deterioro.
– ¿Conflicto armado? –
Duque, quien en junio trató la cuestión venezolana con el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, anticipó que presionará diplomáticamente para que el país petrolero «haga una transición hacia elecciones libres» y se ponga fin a la «dictadura» chavista.
También ha pedido el apoyo de los países de la región para la denuncia que la OEA remitió a la Corte Penal Internacional (CPI) en contra de Venezuela, por supuestos delitos de lesa humanidad.
Aunque en su denuncia del atentado no mencionó al nuevo mandatario, durante una reciente visita a Cuba Maduro lo ninguneó, asegurando que no recordaba su nombre y que sería su mentor político, el exmandatario Álvaro Uribe, quien gobernaría el país por Twitter.
«Lo que uno puede esperar es mano dura, va a haber un incremento de la diplomacia del micrófono, enfrentamientos verbales», previó Javier Garay, internacionalista de la Universidad Externado de Bogotá.
Los analistas descartan, sin embargo, que la tensión pueda escalar a un enfrentamiento armado. «Eso está muy alejado. El gobierno venezolano está distraído en varias cosas y el colombiano ha sido hábil en manejar esta situación», sostuvo Garay.
Debido a la crisis económica, Colombia ha recibido una oleada migratoria sin precedentes: más de un millón de venezolanos han ingresado en los últimos 16 meses y la mayoría pretende quedarse, según cifras oficiales.
Una ruptura de relaciones podría agravar la situación si el gobierno venezolano decide cerrar por completo la frontera, en donde impide el tránsito vehicular desde 2015.
«La amenaza de una crisis humanitaria sería aún más grave», alerta Velásquez.