Santiago (AFP) – Como varios países de América Latina, Chile conmemora esta semana su Independencia de España sin los típicos festejos masivos que eran la norma antes de la pandemia y que para muchos son más importantes que la noche de Fin de Año.
Las juergas de tres días en parques, casas y espacios especialmente acomodados para las «fondas» o «ramadas» del 18, como llaman a estas fiestas con puestos de comida, juegos tradicionales y «zapateo de cueca», el baile nacional, fueron suspendidos en todo el país a raíz de la pandemia, que ha dejado casi 440.000 infectados y más de 12.000 muertos.
Aún con varias ciudades de Chile en cuarentena o en transición hacia una mayor apertura, algunas celebraciones antes masivas tendrán una versión inédita, móvil o incluso en línea.
Es el caso de la «Yein Fonda» en Santiago, una ramada fundada en 1996 por la reconocida banda de rock Los Tres, que tendrá un formato virtual y contempla el pago de una entrada online para disfrutar de grupos musicales.
También algunas alcaldías en Santiago organizaron celebraciones breves y móviles, a bordo de buses turísticos, con grupos en vivo de música típica donde reparten empanadas y animan a vecinos a que bailen sin tocarse, enmascarados y con alcohol en gel.
Este año la fiesta «tiene sentido de alegría y tristeza», dijo a la AFP José Orellana, un mecánico de autos de 50 años, apasionado bailarín de cueca que se sumó a una «Ramada móvil» en el barrio Estación Central.
En este barrio, uno de los más poblados de la capital chilena y con una importante comunidad de inmigrantes, sobre todo haitianos, dominicanos y recientemente venezolanos, algunos extranjeros se animaron a aprender unos pasos de baile al pie del bus que acerca la fiesta a sectores residenciales.
Orellana lamenta un año que ha sido «muy duro, que ha afectado el plano económico, mucha gente ha quedado cesante».
Vestido con su traje típico del campo chileno, suplica porque muy pronto vuelva «la vida que llevamos siempre, sin máscaras, mirándonos a las caras, saludándonos con un abrazo, un beso».
«Es una celebración diferente porque no hay que olvidarse que debemos cuidarnos mucho, porque vida hay una sola y cueca podemos tenerla toda la vida», concluyó antes de otra ronda de baile.
Prueba de fuego en pandemia
Septiembre es para los chilenos el mes de «las fiestas patrias» y el preámbulo de la primavera austral. Tradicionalmente aumentan las ventas en todos los rubros, muchas empresas suelen dar un aguinaldo para una feriado largo y de vacaciones escolares.
Desde hace dos décadas, a tono con el boom de la economía chilena, las familias de clase media y alta reservaron esta fecha para viajar al Caribe o Europa.
Pero el escenario dio un giro brusco y no solo por la pandemia. Con la economía alicaída, Chile está inmerso en un debate público que pasa por la política y lo social, enfocado en el plebiscito constitucional que se celebrará en octubre, una semana después del primer aniversario de un estallido social que en 2019 sacudió los cimientos de este país.
«No podemos poner en riesgo todos estos logros alcanzados hasta ahora» en la pandemia, lanzó el ministro de Salud, Enrique Paris, el miércoles cuando anunció que los 18 fallecidos en la última jornada era «la cifra más baja en 90 días».
Las autoridades de Chile parecen contener el aliento ante esta semana de prueba para el control -hoy a la baja- del coronavirus. Epidemiólogos y analistas políticos han dicho que los distintos niveles de apertura este mes suponen un riesgo mayor para la realización del crucial referéndum del 25 de octubre.
«De ninguna manera lo que ocurra este fin de semana (de Fiestas Patrias) puede cambiar el tema del Plebiscito», recalcó el ministro.
El llamado es a celebrar en casa, con grupos familiares no mayores de 10 personas y siempre con distancia física, mascarillas y lavado de manos. «Hay que llegar sanos y dejar los festejos para el 26 de octubre», dicen en las redes campañas por el plebiscito.