Caracas (AFP) – Batalla, Dos presidentes, uno apoyado en Estados Unidos y con amplio respaldo popular en Venezuela; otro que se aferra a los militares y a Rusia. Venezuela es el país de las marchas y contramarchas, ofensivas y contraofensivas entre la oposición liderada por Juan Guaidó y el gobierno de Nicolás Maduro.
– Dos presidentes –
Maduro, heredero político del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), fue reelegido hasta 2025 en cuestionados comicios celebrados en mayo de 2018, boicoteados por la oposición que los tildó de «fraudulentos». Juró el pasado 10 de enero, pero varios países lo consideran ilegítimo.
El Parlamento, de mayoría opositora, presidido por Guaidó, lo declaró el 15 de enero «usurpador» de la presidencia.
El 23 de enero, durante una multitudinaria concentración en Caracas, el ingeniero de 35 años se autoproclamó presidente encargado y ha sido reconocido por 50 países encabezados por Estados Unidos.
Desde entonces lidera a la oposición con una hoja de ruta: cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
– Dos Asambleas –
En las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, la oposición rompió la hegemonía chavista en el Congreso, ganando las mayorías absoluta y calificada.
Pero en enero de 2016, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), entre cuyos magistrados hay confesos militantes oficialistas, declaró en «desacato» al Parlamento y «nulas» sus decisiones.
En agosto de 2017, tras cuatro meses de protestas que dejaron unos 125 muertos, fue elegida, en comicios rechazados por la oposición, una Asamblea Constituyente integrada únicamente por oficialistas, con suprapoderes, y que en la práctica asumió las funciones del Legislativo.
Algunas sesiones parlamentarias son seguidas por apenas minutos de diferencia por las del órgano oficialista, que delibera en un salón contiguo del Palacio Federal Legislativo, en Caracas.
El hemiciclo de sesiones (de los diputados) y el salón protocolar (de los constituyentes) son recintos gemelos.
Este martes, por ejemplo, el Congreso debatió sobre los descomunales apagones, mientras que la Constituyente enfila baterías contra la inmunidad parlamentaria de Guaidó.
Justo cuando trataban los cortes eléctricos, un breve apagón dejó a oscuras a los opositores.
«A veces coincidimos en el baño con ellos (los chavistas). En una oportunidad una constituyente me pidió una selfie porque su hija dice que nos parecemos», relató a AFP la parlamentaria opositora Delsa Solórzano.
– Dos tribunales supremos –
El Legislativo designó en julio de 2017 magistrados para un nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), pero al ordenarse su captura se exiliaron en Colombia, Estados Unidos, Chile y Panamá, y aunque han emitido decisiones ninguna se ha aplicado.
La Corte Suprema, presidida por Maikel Moreno, cercano a Maduro, sigue administrando la justicia, contrarrestando a los opositores y anulando cada decisión legislativa.
El 29 de enero abrió una investigación contra Guaidó por supuestamente usurpar las funciones de Maduro y le prohibió salir del país, pero el opositor ignoró esa medida y realizó una gira por países de América Latina.
Debido a ello, el lunes le pidió a la Constituyente que lo despoje de su inmunidad como jefe legislativo, lo que abre el camino para someterlo a la justicia ordinaria.
– Dos fiscalías –
Al instalarse el 5 de agosto de 2017, la Constituyente, en su primera decisión, destituyó a la fiscal Luisa Ortega, quien se deslindó de Maduro denunciando una ruptura del orden constitucional.
En su lugar, designó al chavista Tarek William Saab. Desde el exilio en Colombia, Ortega dice seguir siendo la fiscal.
– Dos marchas –
Guaidó convocó a opositores a manifestaciones el próximo sábado para un ensayo de lo que ha denominado «Operación libertad», con la cual pretende llegar marchando al palacio presidencial de Miraflores, en una fecha aún no establecida, para asumir su control.
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En lo que ha venido siendo una reacción habitual durante años, el chavismo también convocó movilizaciones para el mismo día agitando una férrea retórica «antiimperialista» contra el que consideran su principal enemigo: el gobierno de Estados Unidos.