Sao Paulo (AFP) – Tres tiros cambiaron la vida de la agente Katia Sastre. Con ellos mató a un asaltante que irrumpió armado a las puertas de la escuela de su hija. El video que la muestra disparando impresionó al país y ella lo usó como publicidad para convertirse en una de las diputadas más votadas de Brasil.
Más de 264.000 personas le dieron su confianza a esta cabo de 42 años, bautizada desde entonces popularmente como «madre policía» que, vestida de uniforme, aseguraba en su propaganda electoral: «Disparé y lo haría de nuevo. Valentía tengo».
En el video, se veía a esta mujer menuda y con una blusa rosa sacar del bolso una pistola para abatir al ladrón, entre gritos de madres y niños.
«No estoy contenta por el factor muerte, que no es lo que queremos, pero sí por haber salvado a personas de bien», cuenta a la AFP la decimoquinta diputada más votada de Brasil en su despacho en Suzano, en el área metropolitana de Sao Paulo.
Todo sucedió muy rápido para esta arquitecta que siempre quiso integrar la Policía Militar (PM, una fuerza represiva que depende de la autoridad de cada Estado), como su bisabuelo, su abuelo, su padre y su marido.
En el cuerpo desde hace dos décadas, acudía con su hija de siete años a la celebración del día de las madres el 12 de mayo, cuando un joven apareció apuntando con una pistola a una mujer para intentar robarle. Katia reaccionó inmediatamente y, segundos después, el ladrón estaba herido de muerte con dos tiros en el tórax y uno en la pierna.
Cuando el atracador -de 21 años- falleció en el hospital, ella ya era una heroína.
«Al llegar a la comisaría para poner la denuncia, la gente empezó a llamarme, felicitándome porque habían visto el video», recuerda sonriente.
– Ola militar –
En un Brasil obsesionado con la seguridad y enganchado a las redes sociales, su historia era oro y al día siguiente el gobernador de Sao Paulo le hizo un homenaje, mientras su teléfono no paraba de sonar.
Brasilia acababa de descubrirla y recibió ofertas de casi todos los partidos, que vieron en ella una mina de votos en un país decidido a curarse con uniformes la decepción y el miedo.
El nuevo Congreso tendrá 35 legisladores que fueron o son militares o policías, el doble que antes de estas elecciones que, según los sondeos, alzarán al excapitán del Ejército Jair Bolsonaro a la presidencia en las elecciones del domingo.
Pese a que grabó un video con el ultraderechista y le apoya en la segunda vuelta, Katia optó por el conservador Partido da República.
Considerando que incitaba a la violencia, dos formaciones izquierdistas consiguieron que el video fuese retirado durante unos días, pero la justicia acabó dándole la razón a Sastre.
La madre del fallecido -que tenía antecedentes por robo y ocultación de cadáver- le pide una indemnización de 477.000 reales (130.000 USD) por los daños morales que le causaron las imágenes. Pero ella no duda en que volvería a escogerlas.
«Las usé para mostrar lo que ocurre en el día a día de la gente, la violencia que estamos soportando», asegura esta madre de dos niñas.
– «¡Gracias a Dios!» –
Sastre es partidaria de liberalizar el porte de armas -como Bolsonaro- y descarta que esa medida pueda aumentar el número de asesinatos, en un país que el año pasado registró un récord de 63.800 homicidios.
«Los malos ya están muy bien armados, mejor incluso que la policía. Queremos liberar el porte de armas para los ciudadanos de bien, para que puedan defenderse», argumenta.
Cristiana evangélica, Katia Sastre representa a ese Brasil exhausto por la corrupción, la inseguridad y la recesión que se ha lanzado en brazos de Bolsonaro, al igual que las mujeres que le recibían a ella entre lágrimas durante sus actos de campaña.
«La población ya no aguanta más violencia y por eso hay tantos militares ahora en política, para intentar resolver parte de lo que está pasando», valora Sastre.
Aunque eso implique votar por un candidato abiertamente machista como Bolsonaro.
«Muchas cosas creo que son montajes», justifica sonriendo. «Y yo también estoy contra el feminismo (…) Las mujeres no necesitan unirse para conseguir las cosas. Si quieres algo, ve a por ello», lanza.
Dice que ella nunca se sintió discriminada, pese a integrar un batallón de 320 hombre y solo solo 16 mujeres. Tras 21 años en la PM, ahora está a punto de entrar a la reserva para comenzar una vida que hace seis meses ni podía imaginar: la de diputada federal.
«Pero militar lo eres para siempre, ¡gracias a Dios!», exclama satisfecha.