Los Angeles (California).- En un evento sin precedentes, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, regresó triunfalmente a su ciudad con la bandera olímpica, marcando el comienzo de la cuenta atrás para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2028. 

Este acto no solo simboliza la anticipación de un evento global, sino que también destaca un momento histórico: Karen Bass es la primera alcaldesa negra en recibir la bandera olímpica en una ceremonia de clausura, un legado iniciado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, otra pionera como la primera mujer al frente de la capital francesa.

La ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de París no solo fue el escenario de competiciones deportivas de élite, sino que también sirvió como puente hacia Los Ángeles 2028. 

Durante el evento, la gimnasta Simone Biles, la más condecorada en la historia de Estados Unidos, acompañó a Bass en este traspaso simbólico, reforzando el espíritu de excelencia y diversidad que los juegos pretenden promover.

Un compromiso con Los Ángeles y su gente

Durante su discurso de bienvenida, la alcaldesa Bass enfatizó su visión para 2028.

 «Los Juegos Olímpicos han regresado oficialmente a Los Ángeles». 

Subrayó la importancia de que los beneficios de este magno evento se sientan en cada rincón de la ciudad, desde el apoyo a las pequeñas empresas hasta la creación de empleos y mejoras en la infraestructura de transporte y medio ambiente. 

Este enfoque promete no solo un evento espectacular, sino también un legado duradero que podría transformar la ciudad para las futuras generaciones.

Los Ángeles tiene el precedente de 1984, cuando bajo la administración del alcalde Bradley, los Juegos Olímpicos proporcionaron beneficios duraderos. Bass asegura que bajo su liderazgo, el impacto positivo se replicará y ampliará, honrando así la herencia y los desafíos del pasado.

El simbolismo de la bandera olímpica

La bandera olímpica, cuyos anillos entrelazados simbolizan la unión de los cinco continentes, fue ideada por Pierre de Coubertin en 1913. 

Este símbolo, que ha llegado a ser uno de los más reconocibles a nivel mundial, representa más que la competencia: es un emblema de paz, diversidad y fraternidad internacional. Su paso de una ciudad anfitriona a otra es un momento clave que refleja la continuidad y el espíritu universal de los Juegos.

Una mirada hacia el futuro

En preparación para 2028, la alcaldesa Bass ha realizado visitas estratégicas durante su estancia en París, incluyendo el Centro de Medios de París y la Villa de los Atletas, con el objetivo de entender y replicar las mejores prácticas en la organización de eventos de esta magnitud. 

Estas visitas aseguran que Los Ángeles no solo esté a la altura de los juegos anteriores, sino que establezca nuevos estándares en la ejecución y legado de los Juegos Olímpicos.

El retorno de Bass a Los Ángeles no solo simboliza la preparación para un evento deportivo global, sino que también reafirma el compromiso de la ciudad con el progreso social y económico, asegurando que los Juegos Olímpicos de 2028 sean recordados no solo por sus competencias, sino por el impulso que proporcionarán a la comunidad local.