Washington (AFP) – Estados Unidos se enfrenta a la inflación, la «tragedia» de carecer de una vía hacia la ciudadanía para los migrantes irregulares y «de leyes sensatas» contra la violencia por armas de fuego, afirmó este viernes la vicepresidenta Kamala Harris en un foro de la asociación latina NALEO.
A pocos meses de las elecciones de medio mandato de noviembre, en las que el Partido Demócrata podría perder el control del Congreso, Harris pronunció un discurso en Chicago durante la conferencia anual de los Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO), que no se celebraba desde antes de la pandemia.
NALEO calcula que más de 11 millones de latinos votarán en los comicios legislativos de noviembre en los que se renueva un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes, justo a mitad del mandato presidencial de cuatro años.
Tradicionalmente los latinos votan por los demócratas pero muchos apoyan al Partido Republicano y el desgaste del poder, la alta inflación (8,6% interanual) y sus promesas incumplidas debido al rechazo del Senado a aprobar buena parte de las reformas del presidente Joe Biden, como la migratoria, podrían pasarle factura.
Harris, que se deshizo en elogios hacia NALEO, afirmó que los ideales de la nación «no ocurren por casualidad» sino que «los logramos comprometiéndonos a alcanzarlos», en el día en que la Corte Suprema enterró el derecho a abortar, una decisión que condenó.
«Tragedia» –
Recordó que muchos latinos arriesgaron su salud y la de sus familias «para mantener comunidades seguras y para que el país siguiera funcionando», refiriéndose a los trabajadores en primera línea de la pandemia de covid-19.
«Sabemos que las personas todavía sufren», que «enfrentamos una serie de desafíos serios», les dijo durante el discurso, interrumpido por aplausos en varias ocasiones.
«Las familias de todo nuestro país, en particular las trabajadoras, sienten el efecto» de los altos precios de los alimentos y de la gasolina, reconoció.
La ausencia de un plan migratorio es la segunda prioridad mencionada por la vicepresidenta, encargada de encontrar una estrategia para evitar la ola de migrantes que intentan llegar a Estados Unidos por la frontera con México.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en mayo se batió un nuevo récord en el número de encuentros con migrantes irregulares en la frontera sur de Estados Unidos (239.416), es decir cada vez que uno de ellos llega y se entrega a una autoridad o cuando trata de cruzar y es detenido.
Harris calificó de «tragedia» que la nación sea incapaz de aprobar una legislación, «creando un camino legal» hacia la ciudadanía para los dreamers o soñadores (los inmigrantes irregulares que llegaron de niños a Estados Unidos), los trabajadores agrícolas y para aquellos con TPS (amparo migratorio que impide la deportación).
«Epidemia de odio»-
«No tengo que decirle a nadie aquí» que muchas familias «tienen miedo todos los días de que alguien llame a la puerta y lo que podría significar», afirmó, refiriéndose a que los migrantes irregulares pueden ser detenidos por las autoridades.
«Y no necesito decirle a nadie aquí esto porque la mayoría de nosotros estamos en la misma situación, somos una nación de inmigrantes», añadió Kamala Harris, cuya madre llegó de India a Estados Unidos cuando tenía 19 años.
Harris consideró prioritario evitar dramas como los que suelen estremecer a la sociedad estadounidense.
«Hay una línea fina entre estas tragedias y una epidemia de odio que nos afecta a todos», comentó.
«Debemos tener el coraje de tomar medidas que salven vidas y creo que muchos de nosotros estamos de acuerdo en que nuestro país necesita leyes sensatas de seguridad de armas», añadió, criticando la decisión de la Corte Suprema de consagrar el derecho a llevar armas en público. «Desafía el sentido común y desafía la Constitución», soltó.
«Nadie de nueve años debería tener miedo de ir al colegio, nadie de 15 años debería temer comprar material escolar, nadie de 25 años debería tener miedo de ir con amigos a una discoteca y nadie de 86 años debería tener miedo de comprar comida», recalcó.
«Y nadie de 18 años debería poder comprar un arma de guerra».
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