Río de Janeiro (AFP) – El juez Sergio Moro será ministro de Justicia del presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro, que suma así a su equipo a una figura emblemática de la lucha contra la corrupción, una de sus principales banderas de campaña.
Ese ministerio absorberá además, bajo el mando del magistrado que ganó fama al frente de la Operación Lava Jato, a la cartera de Seguridad Pública, creada en febrero para coordinar los esfuerzos de los estados en el combate contra el crimen organizado.
«El juez federal Sergio Moro aceptó nuestra invitación para el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. ¡Su agenda anticorrupción, anti-crimen organizado, con el respeto de la Constitución y las leyes, será nuestro norte!», tuiteó el jueves Bolsonaro.
«La perspectiva de implementar una fuerte agenda contra la corrupción y contra el crimen organizado, respetando la Constitución, la ley y los derechos, me han llevado a tomar esta decisión», indicó por su lado Moro, de 46 años, tras una reunión en la residencia del excapitán del Ejército en Barra de Tijuca (zona oeste de Rio de Janeiro).
La figura de Moro, un juez de primera instancia de Curitiba (sur), está identificada con la Operación Lava Jato, que desde 2014 puso al descubierto una vasta trama de sobornos pagados por constructoras a políticos de casi todos los partidos para obtener contratos en la estatal Petrobras.
Sus sentencias llevaron a la cárcel a figuras como el ejecutivo Marcelo Odebrecht (expresidente de la constructora Odebrecht) y al exmandatario de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, que desde abril cumple una pena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.
La defensa del exmandatario vio en el ingreso de Moro al futuro gobierno «la prueba definitiva (…) de que Lula fue procesado, condenado y encarcelado sin haber cometido ningún delito, con el claro objetivo de neutralizarlo políticamente».
Moro indicó que ya no celebraría audiencias judiciales, «para evitar controversias innecesarias».
La salida de Moro de ese juzgado emblemático se da, según juristas, en un momento en que Lava Jato está llegando a su fin en Curitiba, orientándose hacia sus ramificaciones en Rio de Janeiro, Sao Paulo y Brasilia.
– Embajada en Israel –
Moro es el quinto ministro designado del futuro gabinete de Bolsonaro, electo el domingo con 55% de los votos, que asumirá el mandato el 1° de enero de 2019.
Los otros son el diputado Onyx Lorenzoni como jefe de gabinete; el general Augusto Heleno Ribeiro en Defensa; el economista Paulo Guedes al frente de un superministerio del área económica y el teniente coronel y primer astronauta brasileño Marcos Pontes en Ciencia y Tecnología.
La definición de políticas y orientaciones se da a golpe de timón, como en el caso de la fusión de los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, que finalmente podría no concretarse, ante las críticas provocadas desde varios sectores.
«Los propios ruralistas sugirieron que no era lo mejor, para evitar presiones internacionales, entre otras cosas, y yo dije que estoy pronto para dar marcha atrás», afirmó el mandatario electo, al día siguiente de que Lorenzoni dijera que la fusión ya estaba decidida.
Bolsonaro, que tiene un fuerte apoyo de las iglesias evangélicas, ratificó en cambio su promesa de campaña de trasladar la embajada brasileña en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, en la senda inaugurada por Estados Unidos.
«Como afirmado durante la campaña, pretendemos transferir la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén. Israel es un estado soberano y nosotros lo respetamos», tuiteó.
Según medios brasileños, la materialización de esa promesa podría provocar represalias comerciales de países árabes, que son mercados importantes para las carnes brasileñas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, consideró «histórica» la decisión.
– Moro, una «garantía de legalidad» –
La presencia de Moro en el gobierno puede significar, de acuerdo con analistas, una garantía de legalidad para Bolsonaro, que a lo largo de su carrera como diputado tuvo innúmeras declaraciones contrarias a los derechos humanos y de admiración por la dictadura militar (1964-1985).
Será además «una manera de fortalecer el vínculo de Bolsonaro con las personas que lo votaron por sus banderas contra la corrupción», afirmó el especialista en derecho público Daniel Vargas, de la Fundación Getúlio Vargas en Rio.
Según Vargas, «Moro siempre tuvo una actitud política» y muchas de sus decisiones «interfirieron en la dinámica de la política brasileña».
Cita como ejemplo la divulgación de una conversación en marzo de 2016 en la que la entonces presidenta Dilma Rousseff sugería que buscaba nombrar a Lula ministro para darle fueros que lo protegieran de la justicia ordinaria.
El 1 de octubre, menos de una semana antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Moro autorizó la publicación de acusaciones del exministro de Hacienda Antonio Palocci contra Lula.