Bogotá (AFP) – Cuando comenzó a tocar guitarra en serio lo que más se escuchaba en Medellín eran las bombas de Pablo Escobar y el llanto de las víctimas. Así nació para la música Juanes, el artista colombiano que después de mutaciones y crisis logró la cima del reconocimiento.
Junto al talento brotó un compromiso social que con el tiempo se transformó en activismo por la paz. Juan Esteban Aristizábal Vásquez, entonces un adolescente de pelo largo, armó su primer grupo de metal en los años de plomo.
Medellín llegó a ser una de las ciudades más violentas del mundo bajo la alargada sombra del narcotráfico. Y Juanes lo sufrió primero y lo cantó después.
En 1990 perdió a un amigo de infancia durante una masacre en una discoteca. Luego vino el secuestro y asesinato de un primo hermano. «La música que hacíamos entonces era la respuesta a todo eso», recordó el colombiano en una entrevista con el diario El Tiempo.
Seguidor desde siempre de la banda Metallica, Juanes se hizo conocer en la escena local como el cantante de Ekhymosis -thrash metal, rock y punk- tras crecer en un barrio de clase media de Medellín, en un hogar de cinco hermanos donde aprendió a tocar la guitarra.
Después de actuar durante una década con su banda, Juanes quiso reinventarse y viajó a Estados Unidos sin dinero, con visa de turista y sin dominar el inglés. Corría 1997. Fue el comienzo de una mutación con altibajos.
«El paso del rock al pop se da como una suerte de respuesta ante la crisis artística que él empieza a sufrir a mediados de los 90», dice a la AFP Jaime Monsalve, experto musical de la Revista Arcadia.
– Trinidad dorada –
A los 47 años Juanes ya no tiene melena, vive en Miami y es el padre de Dante, Paloma y Luna, y rara vez toca la música de sus inicios.
El intérprete y compositor se inclinó por la fusión de ritmos y tras sobreponerse a un bache musical, se consagró como el solista más premiado en la historia de los Latin Grammy. Son 23 gramófonos dorados en 18 años de carrera.
Como solista ha lanzando diez álbumes, con 20 millones de copias vendidas.
Su reconocimiento como Persona del Año 2019 por la Academia Latina de la Grabación lo sitúa como el artista colombiano más destacado de los últimos tiempos, apenas un escalón por debajo de Shakira y en el mismo nivel de Carlos Vives, según críticos de música.
En 2005 la revista Time lo incluyó en la lista de las cien personas más influyentes del mundo.
Juanes logró que multitudes de todas partes coreen éxitos como «Fíjate bien», «A Dios le pido», «La camisa negra» y «Es por ti».
Su preferencia por su lengua materna (en 2003 hizo famosa una camiseta negra con la leyenda «se habla español» en una ceremonia de los Latin Grammy) lo privó de llegar a más públicos, pero no del reconocimiento internacional incluso más allá de la música.
– El activista –
Y aunque Juanes se apartó de sus orígenes musicales para alcanzar la fama, de la mano del mismo mánager que catapultó a Julio Iglesias, nunca pudo desprenderse del activismo pese a que, en 2012, confesó su desencanto por la política.
«Poco a poco me he ido alejando de la política, no me gustan las cosas que dividen, he tenido que oír que dicen que soy comunista o de ultraderecha», se lamentaba entonces con la prensa.
El Juanes de las buenas causas le cantó al drama de las minas antipersona, en 2008 organizó el concierto Paz Sin Fronteras para reducir la escalada de tensiones entre Colombia y Venezuela.
En 2009 llenó la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana con una nueva edición de Paz Sin Fronteras.
Pero luego vino la crisis por el éxito que, según dijo, le hizo perder el norte. Durante casi un año frenó su carrera y se reencontró con su familia.
El mutante, que despertó solidaridad cuando confesó el dolor que arrastra por el estado comatoso en que cayó su hermana Luz Cecilia hace más de dos décadas, se supo reinventar de nuevo.
En 2016 viajó hasta Oslo, Noruega, para cantarle a la paz de su país, cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos recibió el nobel por el acuerdo que terminó con más de medio siglo de conflicto armado con la guerrilla de las FARC.
Después de tres décadas de cambios, Juanes se conserva fiel a la guitarra. Y cree que nunca dejará de ser «un ‘peladito’ (niño) emocionado con la música».