Valparaíso (AFP) – El emblemático proyecto para despenalizar el aborto terapéutico o en caso de violación en Chile vive este martes una jornada crucial en el Congreso, donde grupos a favor de la iniciativa denuncian un boicot para rechazar el proyecto.
Después de un lento avance, el Senado comenzó el lunes el proyecto enviado por la presidenta, Michelle Bachelet, para despenalizar el aborto en tres causales: riesgo de vida para la madre, inviabilidad fetal o violación.
A cuatro meses de las elecciones que elegirán a su sucesor, la mandataria resolvió ponerle «suma urgencia» al documento, para asegurar su tramitación dentro de su Gobierno, que finaliza en marzo de 2018.
Allí se logró saldar el primer escollo rumbo a la votación al rechazar con un voto de margen una propuesta del presidente del Senado, el oficialista Andrés Zaldívar, que buscaba no considerar legalmente como un aborto la intervención médica para interrumpir el embarazo en caso de riesgo de la madre.
La movida de Zaldívar -de la Democracia Cristiana- «fue una traición al Gobierno de la presidenta», dijo a la AFP Claudia Dides, vocera de la Corporación por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Miles).
– Debate al límite –
El Senado se comprometió a despachar este martes el proyecto de ley. La discusión arrancó a las 16h00 locales (20h00 GMT) manteniendo el tono polémico y polarizado que tuvo desde su llegada al Congreso.
«Es un acto de crueldad no permitir que las mujeres decidan. Soy partidario que siempre una mujer pueda decidir sobre su vida», lanzó el senador oficialista Guido Girardi, en su primera intervención.
En las antípodas, la senadora derechista Ena von Baer dijo que «el niño que está por nacer no es una cosa, es un ser humano y tiene los mismos derechos y dignidad de la madre».
Si el proyecto es aprobado en esta instancia, debe volver a ser revisado por la Cámara de Diputados.
Aunque se teme -como ocurrió con otras reformas- que la derecha opositora envíe el proyecto a revisión del Tribunal Constitucional, al considerar que vulnera la protección del niño que está por nacer.
Activistas religiosos debieron ser desalojados del recinto por la Policía al interrumpir la discusión con gritos contrarios a la despenalización del aborto, constató la AFP.
– Un camino pedregoso –
Desde que Bachelet lo impulsó en enero de 2015, cuando contaba con altos índices de popularidad que fueron cayendo con el transcurso de su segundo periodo de gobierno, el proyecto fue objeto de un fuerte rechazo por parte de sectores conservadores.
La larga discusión parlamentaria ha sido un camino más que pedregoso, ante el intento de parlamentarios conservadores de ponerle trabas al proyecto, como la extensión de la «objeción de conciencia» para todo el equipo médico en vez de solo el facultativo principal actuante, como estaba establecido en el proyecto original.
También, rebajar de 18 a 14 semanas el tiempo de embarazo permitido para abortar en caso de violación, entre otras indicaciones.
«Estamos viendo que todas estas modificaciones van a complicar la implementación final de la ley», dice Dides.
Oficialmente en Chile se registran unos 30.000 abortos provocados o espontáneos, pero se baraja que las interrupciones clandestinas podrían estar cerca de las 160.000.
Hasta 1989 y por más de 50 años, el aborto estuvo permitido en Chile en casos de peligro de vida para la madre o inviabilidad del feto. Pero antes de dejar el poder, el exdictador Augusto Pinochet (1973-1990) lo prohibió, manteniéndose esa decisión inalterada durante más de dos décadas.
La prohibición dejó a Chile en la escueta lista de países que no permite el aborto en ningún caso.
En Twitter, la consigna #apoyo3causales se transformó en tendencia principal en Chile.
A unos 120 kilómetros de Santiago, en la portuaria Valparaíso los senadores esperan despachar pasada la madrugada uno de los proyectos más defendidos por la presidenta chilena.
Pediatra de profesión que impulsó en su anterior mandato (2006-2010) la entrega de la «píldora del día después», Bachelet volvió a desafiar con esta medida a los grupos conservadores, en sintonía con la mayor parte -un 70% según sondeos- de la población chilena que aprueba la iniciativa en las tres causales mencionadas.