Brentwood (Estados Unidos) (AFP) – El presidente Donald Trump apuntó la mira el viernes contra los inmigrantes de Centroamérica: los culpó del crecimiento de la MS-13 en Estados Unidos, pidió a la policía ser ruda con los detenidos y más deportaciones para aniquilar la sanguinaria pandilla.
El gobierno de Barack Obama «tenía una política de puertas abiertas con los inmigrantes ilegales de Centroamérica. Bienvenidos. Vengan, por favor», dijo un irónico Trump en Brentwood, un pueblo de Long Island traumatizado por la violencia de la Mara Salvatrucha o MS-13, una pandilla integrada sobre todo por centroamericanos.
«Como resultado, la MS-13 se disparó en el país y destruyó tanto», sostuvo el presidente rodeado de policías locales en una universidad de este pueblo a 70 km de Manhattan donde el 70% de los 60.000 habitantes son hispanos, en su mayoría de Centroamérica.
La MS-13 ha asesinado a 17 personas en Long Island en el último año y medio, entre ellas a dos amigas de 15 y 16 años en Brentwood, a machetazos y golpes de bates de béisbol en septiembre pasado, tras una discusión en el liceo con una de ellas.
«Hicieron una carnicería con esas niñas. Secuestran. Extorsionan. Violan y roban. Acechan a los niños. No deberían estar aquí. Saltan sobre sus víctimas hasta matarlas. Las golpean con palos. Las cortan con machetes. Y las apuñalan con cuchillos (…). Son animales», dijo Trump al describir a la MS-13, una pandilla de origen salvadoreño nacida en las calles de Los Angeles en los años 80 y hoy con unos 10.000 miembros en todo el país.
«No sean demasiado amables con los criminales» inmigrantes, dijo sonriendo a los policías locales que lo rodeaban, alentando la rudeza contra los detenidos. No les protejan la cabeza cuando los metan en las camionetas, pidió.
Fuera, centenares de personas protestaron la visita del mandatario y dijeron que era una excusa para azuzar su base popular y promover su dura política migratoria.
Unos 30 simpatizantes del presidente también se hicieron presentes frente a la universidad, insultaron a los anti-Trump y aseguraron que es preciso deportar inmigrantes sin papeles para erradicar la pandilla.
– ¿Fin del TPS? –
Más de 260.000 inmigrantes de Honduras, Nicaragua y El Salvador residen y trabajan legalmente en Estados Unidos gracias al TPS (Estatuto de Protección Temporal) otorgado a países con conflictos internos o catástrofes ambientales, que vence en enero de 2018 para los dos primeros países y en marzo para el tercero.
Trump debe anunciar su decisión de renovarlo o no próximamente, pero sus declaraciones hacen pensar a muchos que no lo hará. Su gobierno anunció que el TPS que beneficia desde 2010 a 58.000 haitianos que residen en Estados Unidos vencerá en enero.
«La visita de Trump aquí es un intento de generalizar la violencia y asociarla con todos los latinos, un pretexto para ver si gana votos, para promover su racismo», dijo a la AFP el manifestante Edwin Avila, un salvadoreño de 44 años que es propietario de una empresa de promoción de grupos musicales de su país y que hace dos décadas reside en Brentwood.
«El presidente ha amenazado con quitarnos el TPS, pero nosotros contribuimos con miles de millones de dólares a la economía de este país. Tenemos hijos, tengo una casa, tengo una compañía, sería muy injusto», agregó.
Trump pidió al Congreso financiar 10.000 nuevos agentes migratorios para deportar inmigrantes y contratar más jueces de migración y fiscales federales.
– Menores solos –
El presidente también pareció sugerir que la política de permitir la entrada al país de menores no acompañados que han viajado en cifras récord solos y sin papeles de Centroamérica a Estados Unidos en los últimos tres años, huyendo de la violencia y la pobreza, debe cambiar.
Más de 150.000 menores de edad de Centroamérica llegaron solos y sin papeles a Estados Unidos desde 2014 «a un tremendo costo para los contribuyentes», más de 4.000 de ellos al condado de Suffolk, sostuvo Trump.
Algunos son miembros de las pandillas y han sido acusados de asesinatos, afirmó.
«Pero eso cambiará ahora. Defenderemos nuestro país, protegeremos a nuestras comunidades y pondremos la seguridad de Estados Unidos en primer lugar», indicó el presidente, que dijo que su gobierno trabaja para cambiar las leyes que en su opinión protegen más a los delincuentes que a los policías.
También defendió la construcción del muro con México como «vital» y dijo que la financiación de la primera fase, por 1.600 millones de dólares, fue aprobada el jueves.