Chicago (IL), 1 mar (EFE).- El inmigrante mexicano Carlos Hernández Pacheco quedó hoy en libertad bajo fianza y agradeció la lucha y el apoyo de los habitantes del pueblo West Frankfort del sur de Illinois para evitar su deportación.
El inmigrante, de 38 años de edad y radicado en Estados Unidos desde hace 20 años, declaró a Efe que estaba sorprendido por el apoyo que le dieron los vecinos de este pueblo de unos 8 mil habitantes, que votaron en su mayoría por Donald Trump, pero protestaron contra su estricta política de deportaciones.
«Esperaba apoyo, pero no tanto», dijo Hernández al salir de un establecimiento de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), en San Luis (Misuri), donde estuvo recluido.
El juez le fijó una fianza de 3 mil dólares y lo citó para el 21 de este mes, para presentar nueva documentación en su caso.
«Por estos rumbos votamos por Trump», declaró hoy a Efe Toni Owens, una de las vecinas que pide la discreción de las autoridades de inmigración para evitar la deportación del inmigrante Juan Carlos Hernández Pacheco.
«Pero en este caso se trata de alguien que cometió un delito menor, que está en proceso de convertirse en ciudadano y a quien tenemos entre nosotros con mucho gusto», agregó.
El mexicano, oriundo de Guanajuato (México), figura destacada en la comunidad minera ubicada a 306 millas de Chicago y quien fue gerente del restaurante Fiesta Mexicana durante una década, llevaba detenido desde el pasado 9 de febrero.
Las autoridades nunca informaron oficialmente sobre las causas de la detención, pero aparentemente se debería al antecedente de un arresto de 2007, cuando conducía ebrio, y que surgió durante las entrevistas para la ciudadanía.
Según Christine Zettler, también residente de West Frankfort, mucha gente está molesta por el tratamiento que ha recibido Hernández, considerado una persona modelo que ha recibido reconocimientos de las autoridades locales por sus labores cívicas.
«Espero que se pueda quedar y que no lo deporten», pidió Zettler, al igual que Madison Heart, para quien el inmigrante «es un gran hombre», con esposa y dos hijos ciudadanos, y que ha vivido la mayor parte de su vida en el pueblo.
Además del apoyo de los vecinos, autoridades de West Frankfort como el alcalde, los jefe de policía y de bomberos, así como el fiscal del Condado Franklin, han enviado al juez cartas de apoyo a Hernández, pidiéndole que detuviera su deportación y le permita regularizar su estatus migratorio.