Tipitapa (Nicaragua) (AFP) – Una mezcla de sentimientos de desesperación, decepción, indignación y alegría invadieron este viernes a los familiares de «presos políticos» en Nicaragua que aguardaron horas bajo un intenso sol para conocer si sus seres queridos estaban entre los 50 opositores excarcelados por las autoridades.
Tras una larga espera, los presos fueron trasladados de la cárcel La Modelo, la mayor del país, a sus casas a bordo de cuatro buses que llevaban las ventanas cerradas y con cortinas para evitar que los vieran desde afuera.
«¡Libertad!», gritaban agobiadas las madres y parientes de los presos mientras se abalanzaban sobre los buses para tratar de ver quienes iban adentro.
«¡Están jugando con nosotros, no piensan en el dolor que nos causan, casi nos echaron los buses encima!», protestó llorando Frineth Aráuz, una joven de 29 años, embarazada de su primer hijo.
Su esposo, Byron Molina, es un exagente antimotines del norteño municipio de La Trinidad que fue detenido hace seis meses por negarse acatar el llamado para reincorporarse a la policía durante las protestas antigubernamentales del año pasado.
Aráuz viajó a la capital con la esperanza de ver a su esposo libre, pero su felicidad se disipó cuando vio que su nombre no estaba en la lista de 50 opositores beneficiados con un régimen de casa por cárcel, el segundo que se produce tras la excarcelación de cien opositores el 27 de febrero.
Las liberaciones son una de las condiciones que ha puesto la oposición para volver a la mesa de diálogo con el gobierno en busca de una solución a la crisis que vive el país a raíz de las protestas que estallaron en abril pasado, cuya represión dejo 325 muertos y la economía en ruinas.
«Me dijeron que mi hijo va allí», exclamaba alegre Cándida Moreno, cuyo hijo Omar Guido no figuraba en la lista de excarcelados que divulgó el Ministerio de Gobernación casi al mismo tiempo en que salían los presos del penal.
En medio del bullicio, Imelda Calderón, de 49 años escuchó que su hijo Otoniel Espinoza, le gritaba desde uno de los buses: «¡Mamá… me llevan para Estelí!», su ciudad natal en el norte de Nicaragua.
«¡Bendito sea mi Dios.. Amo a mi Dios!», decía llorando una y otra vez la mujer, que llamó por celular a su familia para avisar que su «hijito» iba camino a casa después de pasar casi ocho meses preso por protestar.
– «Se burlan del pueblo» –
En la cárcel La Modelo, ubicada en el municipio de Tipitapa, 22 km al este de la Managua, están recluidos casi todos los opositores acusados de «terrorismo» y otros delitos por participar en las protestas contra el gobierno de Ortega.
Lo familiares llegan semanalmente a dejar comida y tienen derecho de ver a los detenidos políticos cada 20 días.
La familia de Wilfredo Brenes, detenido en enero, viajó desde Masaya (sur) para verlo salir libre, pero regresaron decepcionados.
«Me siento muy mal», dijo su madre, Petrona Domínguez, de 76 años, quien padece de diabetes y lupus.
Su hijo, quien es abogado, es acusado de «tirar bombas» artesanales a la policía durante las protestas, pero su hermana María sostiene que las autoridades nunca encontraron pruebas en su contra.
«Todos veníamos esperanzados de que mi hermano iba a ser liberado. Me siento decepcionada de ver cómo este gobierno se burla de la población. Es molesto ver que estamos impotentes viendo cómo siguen atropellando nuestros derechos», reclama María, una administradora de empresas de 50 años.
«Estamos agotados. El pueblo va a explotar si esta gente (los presos) no sale. Esto es una burla del gobierno», criticó Jorge Blanco, quien dice que tiene varios amigos presos por participar en las protestas, quienes tampoco salieron libres.
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Entre los excarcelados no figuró ningún dirigente estudiantil ni los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda, del clausurado canal 100% Noticias, crítico del gobierno.
Las protestas estallaron en abril pasado contra una reforma al seguro social, pero la represión transformó la movilización en una demanda de salida de Ortega, un exguerrillero que gobierna desde 2007 bajo acusaciones de corrupción por parte de la oposición.