San Juan de Pastocalle (Ecuador) (AFP) – En el gélido amanecer, una hoguera en pleno páramo anuncia que la protesta ha comenzado en Ecuador: decenas de indígenas han bloqueado la Panamericana Sur, la principal ruta de acceso a Quito, para reclamar al gobierno medidas de alivio económico.
Cada tanto el grito de «¡viva el paro!» interrumpe el silencio de la madrugada andina y el sueño de algunas mujeres que, envueltas en cobijas, descansan sobre una barricada de tierra en medio de la carretera que une a Quito con la provincia de Cotopaxi (sur).
Un par de llantas envueltas en fuego también impiden el paso de vehículos, que se van acumulando en una larga fila en el sector de San Juan de Pastocalle, mientras las fuerzas del orden vigilan atentos la protesta pacífica.
«Tenemos que levantarnos por nuestros hijos, para vivir bien», dice molesta a la AFP María Dolores Ayala, una indígena de 49 años de la comunidad de Maca Grande.
Lamenta que los precios de la cebolla, cebada, papa y habas que produce estén «en los suelos» y que el dinero apenas le alcance para sostener a su familia.
Al menos un millón de los 17,7 millones de ecuatorianos son indígenas, y su poder es grande: sus protestas lograron derrocar a tres presidentes de Ecuador entre 1997 y 2005.
Este lunes las protestas declaradas por tiempo indefinido se han extendido a 10 de las 24 provincias del país, según autoridades.
A diciembre último, la pobreza en Ecuador alcanzaba a 27,7% de la población, y la extrema pobreza a un 10,5%. Las zonas rurales son las más vulnerables.
La dolarizada economía ecuatoriana aún intenta recuperarse de los efectos de la pandemia y sigue la tendencia del alza de precios alrededor del mundo.
Aumentos de los combustibles decretados en octubre avivaron el descontento de los indígenas, que piden rebajar el precio del galón de diésel a 1,10 dólares y de la gasolina corriente a 2,10 dólares.
Desde 2020, el galón de diésel casi se duplicó al pasar de 1 dólar a 1,90 y la gasolina subió un 46%, de 1,75 a 2,55 dólares.
Indígenas y campesinos consideran que los incrementos inciden directamente en el costo de la vida.
«Nuestros hijos cómo van a vivir, no alcanza para hacer la compra», lamenta Ayala.
Bolsillos afectados –
En 2019, violentas manifestaciones encabezadas por indígenas dejaron 11 muertos.
«No vamos a permitir que se paralice el país», advirtió el lunes Lasso, un exbanquero de derecha que lleva un año en el poder.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la mayor organización indígena de Ecuador que convocó la protesta, denuncia los altos precios de combustibles, la falta de empleo y el control de precios de los productos agrícolas, así como la entrega de concesiones mineras en territorios nativos.
Los «programas de gobierno están favoreciendo a empresarios para que todos los días hagan billetes, pero afectando los bolsillos de la gran mayoría de los ecuatorianos, de los campesinos, indígenas», dijo a la AFP el indígena Manuel Cocha, de 42 años, de la población campesina de Poaló.
También piden la renegociación de deudas que los campesinos mantienen con los bancos y una moratoria de al menos un año para pagarlas.
Trasbordos –
Antes del amanecer, Oswaldo Pilataxi, de 52 años, tuvo que bajar del autobús en el que se trasladaba a la localidad de Salcedo para visitar a su familia. Resignado, empezó a caminar para buscar del otro lado de la barricada un vehículo que le ayude a llegar a su destino.
Aunque le molesta el cierre de las vías, se siente identificado con los manifestantes.
Esto «nos afecta porque el comercio y las actividades de los trabajos se paralizan, pero por otro lado (…) el costo de la vida, los víveres de primera necesidad han subido una barbaridad, la gasolina», comentó.
«El país está afectado y el gobierno debe hacer conciencia, ya estamos (hace) más de un año con este gobierno y de lo que prometió no se ve nada», afirmó.
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