Caracas (AFP) – La tensión se intensifica en las calles de Caracas en una pugna de protestas convocadas por el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición liderada por Juan Guaidó, ante los masivos apagones que dejan intermitentemente a oscuras a casi toda Venezuela desde inicios de marzo.
Las fuerzas de seguridad dispersaron con gases lacrimógenos parte de las manifestaciones opositoras en Caracas e impidieron que se concentraran en algunos puntos del oeste de la capital, comprobaron periodistas de la AFP.
El corte eléctrico más reciente se produjo hacia las 19H10 locales (23H10 GMT) del viernes, afectando a Caracas y al menos a 20 de los 23 estados, varios de los cuales siguen sin suministro este sábado, según las redes sociales.
Los masivos apagones que se iniciaron el 7 de marzo y continúan de forma intermitente, colapsan además el suministro de agua, el transporte y los servicios de telefonía e internet.
– A las calles el 6 de abril –
«Nos vamos a organizar en la operación Libertad y el próximo 6 de abril vamos todos a las calles de Venezuela», expresó desde una concentración en Los Teques (ciudad vecina de Caracas) el jefe parlamentario Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por más de 50 países, encabezados por Estados Unidos. Habitantes del oeste Caracas, un bastión tradicional del chavismo, también se concentraron en esquinas en pequeños grupos.
El pulso en las calles había tomado una pausa en los últimos días debido a la ola de apagones. Los expertos creen que Guaidó -que quedó inhabilitado por la Contraloría venezolana a ejercer cargos públicos por 15 años- debe profundizar su estrategia a través de la organización de la sociedad civil y sobre todo, buscar aliados en las Fuerzas Armadas y mantener su relación con Estados Unidos.
«Para salir de la crisis se necesita contar con el apoyo del Alto Mando Militar venezolano, de lo contrario pasará lo que queda del año 2019 con Maduro en (Palacio presidencial de) Miraflores», dijo a la AFP, el politólogo Jesús Castillo Molleda.
En tiempos del fallecido líder Hugo Chávez (1999-2013), la cuota militar en el Ejecutivo era de 25%. Con Maduro, llegó a 43,7% en 2017 y hoy se ubica en 26,4%, según la ONG Control Ciudadano.
De 32 ministros, nueve son militares y dirigen carteras como Defensa, Interior, además de la petrolera PDVSA, que aporta 96% de los ingresos del país – y el servicio de inteligencia.
– «Llamado a la paz» –
En las últimas semanas, cada vez que Guaidó convoca a una protesta, inmediatamente después Maduro llama a sus fieles a salir a las calles.
«El pueblo chavista estará en la calle cada vez que sea requerido», señaló Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) ante miles de personas, vestidas de rojo, el color que identifica al chavismo.
«Vamos a defender la patria, vamos a defender la libertad, vamos a defender la independencia, vamos a defender a Nicolás Maduro», añadió.
En los últimos días, Maduro pidió a los «colectivos» -grupos chavistas que la oposición denuncia que están armados- «cero tolerancia con las guarimbas», como llama a las protestas violentas.
«Ellos incitan al odio, nosotros llamamos al amor, ellos incitan a la guerra y nosotros hacemos un llamado cotidianamente a la paz», dijo a AFP Jesús Camargo, coordinador de movimientos sociales del chavismo.
El gobierno de Maduro atribuye la crisis a «ataques» de la oposición, apoyados por Estados Unidos, contra la hidroeléctrica de Guri (estado Bolívar, sur), que genera 80% de la energía que consume el país.
Las fallas eléctricas son habituales en Venezuela desde hace una década y expertos consideran que son consecuencia de la falta de inversión en infraestructura y de la corrupción.
– Ayuda humanitaria –
En medio de la emergencia, la Cruz Roja anunció que distribuirá en quince días ayuda humanitaria en Venezuela, una cuestión que centra la pugna por el poder entre Maduro y Guaidó.
La decisión marca un giro en la política de Maduro, quien pese a mostrarse abierto a la cooperación internacional sin «injerencias», niega que el país petrolero sufra una «crisis humanitaria», como denuncia Guaidó.
Venezuela enfrenta un agudo desabastecimiento de medicinas, pues el gobierno, su principal importador, carece de liquidez por el derrumbe de la producción petrolera -que aporta 96% de los ingresos- y su expulsión de los mercados financieros a raíz de sanciones de Estados Unidos.
Según la ONU, casi un cuarto de los 30 millones de venezolanos necesita ayuda «urg
ente».
El pasado 23 de febrero, cargamentos de comida e insumos médicos gestionados por Guaidó y enviados por Washington a Colombia y Brasil fueron bloqueados en la frontera por el gobierno socialista en medio de disturbios que dejaron unos siete muertos y decenas de heridos.
Maduro alegó que esas cargas eran el preámbulo de una intervención militar.