Santiago (AFP) – El gobierno chileno espera que se solucione pronto la huelga iniciada hace dos días en la mina Chuquicamata, el tercer yacimiento más importante de la cuprífera estatal Codelco cuya capacidad de producción alcanzaba el 60% este domingo.
«Nosotros esperamos que haya un arreglo luego. Sin duda eso es posible», dijo el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, en el programa Estado Nacional de Televisión Nacional de Chile.
Trabajadores de los sindicatos 1, 2 y 3 de la mina arrancaron el viernes una huelga indefinida para reclamar mejores condiciones laborales, en vísperas de una nueva fase de explotación subterránea en el yacimiento.
Esas instalaciones, situadas en pleno desierto de Atacama, en el norte de Chile, producen 320.000 toneladas métricas de fino (TMF) al año.
Este domingo el ingreso y salida de los turnos «fue normal» y «la división avanza para alcanzar el 60% de su capacidad de producción», afirmó Codelco, que adjuntó un vídeo y fotografías de una tronadura realizada este domingo.
«Hasta el momento, el efecto [de la huelga] es acotado», agregó por su parte el ministro, advirtiendo sin embargo que, de prolongarse el conflicto, el efecto sería «distinto».
Tras el inicio de la huelga, la mina siguió operando a una menor capacidad, gracias a unos 1.400 trabajadores de otros dos sindicatos que llegaron a un acuerdo con la empresa.
Los 3.200 trabajadores que se pusieron en huelga rechazaron la última oferta presentada por la empresa en el marco de una nueva negociación colectiva, que incluía un bono de casi 16.000 dólares más un préstamo de otros 4.000.
Los huelguistas afirman que el punto central de discordia no es el monto del bono, sino la necesidad de lograr mejoras en los planes de salud, especialmente para los trabajadores que tendrán que dejar el yacimiento producto de la nueva fase de explotación.
La última oferta «es seria, responsable y realista», afirmó Codelco -que produce cerca del 9% del cobre mundial- en un comunicado.
La compañía tiene previsto inaugurar en las próximas semanas el llamado proyecto «Chuquicamata Subterrránea» para extender la vida útil de este yacimiento a cielo abierto, en un plan de transformación que implica una inversión de 5.000 millones de dólares y que dejaría fuera a unos 1.700 trabajadores.
Explotado desde 1915, el yacimiento tiene aún reservas de 1.700 millones de toneladas de cobre, más del 60% de lo extraído hasta ahora.