Río de Janeiro (AFP) – Gilberto Gil, leyenda viva de la música brasileña, asumió este viernes su puesto como miembro la Academia Brasileña de Letras (ABL), y aseguró tener «esperanza» a pesar de los «tiempos políticamente sombríos» que según él vive el país.
«Pocas veces en nuestra historia republicana los escritores, los artistas, los productores de cultura fueron tan hostilizados y despreciados como ahora», dijo el artista de 79 años en una ceremonia en la sede de la ABL, en Rio de Janeiro.
Pero «a pesar de los tiempos políticamente sombríos que vivimos, apuesto por la esperanza contra las tinieblas físicas y morales», añadió Gil, vestido con la casaca de gala de los miembros «inmortales» de la ABL, de color verde oscuro y bordados dorados.
El presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que buscará su reelección en octubre, ha sido acusado reiteradamente de sabotear el sector cultural por motivos ideológicos.
Entre otras medidas criticadas por la clase artística, rebajó el Ministerio de Cultura al rango de secretaría al asumir el cargo en 2019 y, esta semana, vetó un proyecto de ley para brindar ayuda financiera a artistas y programas culturales afectados por la pandemia.
La ABL tiene la «responsabilidad» de «fortalecer una imagen intelectual del país que se imponga a la marea de oscurantismo, ignorancia y demagogia de rasgos antidemocráticos», agregó Gil en su discurso, ante otros miembros de la Academia, familiares y el alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes.
Nacido en Salvador, Bahía (noreste), Gil fue elegido por mayoría en noviembre pasado, cuando la ABL lo reconoció como un «traductor» del diálogo entre la cultura erudita y la cultura popular.
El cantante y compositor sucederá al periodista Murilo Melo Filho, fallecido en 2020.
Después del escritor y profesor Domício Proença Filho, Gil es el segundo hombre negro en integrar la Academia.
Autor de éxitos como «Aquele Abraço» y «Expresso 2222», Gil lanzó casi 60 discos y obtuvo dos premios Grammy, además de cinco nominaciones.
Junto al también bahiano Caetano Veloso, Gil es uno de los exponentes del «tropicalismo», movimiento libertario que revolucionó la música brasileña en la década de 1960.
El tropicalismo «contempló e internacionalizó la música, el cine, las artes plásticas, el teatro y todo el arte brasileño», y disgustó a la dictadura que comandaba el país en aquella época, por lo que ambos terminaron en el exilio, destacó la Academia al nombrarlo.
El músico ejerció además como ministro de Cultura entre 2003 y 2008, durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y fue nombrado Artista por la Paz (UNESCO) en 1999 y Embajador de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), entre otros reconocimientos internacionales.