Ciudad de Guatemala (AFP) – El derechista Alejandro Giammattei asumió este martes como nuevo presidente de Guatemala para un periodo de cuatro años en sustitución del impopular Jimmy Morales, con la promesa de atacar la corrupción y contener los elevados índices de pobreza.
La juramentación de Giammattei, de 63 años, estuvo a cargo del nuevo presidente del Congreso, el oficialista Allan Rodríguez, en un acto solemne en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias de la capital.
El nuevo mandatario, acompañado de su hija Ana Marcela, bajó las gradas de teatro con dificultad debido a las muletas que usa por una esclerosis múltiple que padece desde hace más de 40 años.
Su ingreso tuvo de fondo la canción «A mi manera», que hizo famosa Frank Sinatra.
La ceremonia se realizó con cuatro horas de retraso por la maratónica sesión en el Congreso para instalar a los 160 diputados de la legislatura 2020-2024 y la presentación del último informe de gobierno de Morales.
Inmediatamente, fue juramentado el vicepresidente Ricardo Castillo.
Giammattei asumió como el 51° presidente de Guatemala, puesto que alcanzó en la cuarta vez que se postuló al cargo, tras vencer en un balotaje en agosto a la exprimera dama Sandra Torres, quien posteriormente fue arrestada por un caso de financiamiento ilícito en su campaña de 2015.
Acudieron a la ceremonia los presidentes Iván Duque, de Colombia; Lenin Moreno, de Ecuador; Nayib Bukele, de El Salvador; Juan Orlando Hernández, de Honduras; Laurentino Cortizo, de Panamá; y Danilo Medina, de República Dominicana.
De carácter fuerte, Giammattei, quien ganó notoriedad como director de las cárceles públicas entre 2006 y 2007, prometió en campaña atacar la pobreza, que asegura ha «conocido de cerca» y que espera reducir a 25% para 2032.
La pobreza afecta a 59,3% de los 15 millones de habitantes en Guatemala y es uno de los factores que impulsan la migración ilegal de miles de guatemaltecos cada año a Estados Unidos.
– Expectativa –
El nuevo presidente ahora tiene como reto revivir la lucha contra la corrupción, luego de la salida de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente adscrito a la ONU, tras 12 años de labores.
Antes de la investidura, Morales defendió sus gestión ante el recién estrenado Congreso, destacando logros en salud, educación, competitividad, infraestructura y seguridad.
Sin embargo, evitó hablar del combate a la corrupción y la impunidad, y sobre un polémico acuerdo migratorio que firmó en julio con Estados Unidos para dar albergue a migrantes que soliciten asilo en esa nación centroamericana.
Morales, ajeno a la política y conocido por sus actuaciones en la televisión, había surgido empuñando la lucha contra la corrupción en medio del escándalo de renuncia del mandatario Otto Pérez (2012-2015), actualmente en prisión a la espera de un juicio señalado de cobrar sobornos.
Pero su gestión se caracterizó por pugnas contra la Cicig, a la que le negó una ampliación de su mandato.
La Cicig ayudó a la fiscalía a destapar el caso de Pérez y otros procesos que involucraron a Morales y sus familiares, así como a poderosos empresarios considerados intocables.
Giammattei, quien también fue señalado por la Cicig de una matanza de reos durante su gestión en presidios y quedó desligado por falta de pruebas, no se opuso al cese de la misión.
– Amenazas a los avances –
Pese a las promesas del nuevo presidente, grupos sociales han encendido las alarmas sobre el futuro de la lucha contra la corrupción.
Álvaro Montenegro, del colectivo Justicia Ya, señaló en un artículo publicado por la Oficina de Washington para América Latina (WOLA) que persiste una amenaza de «los corruptos» al «legado anticorrupción».
El activista consideró que la salida de la Cicig fue impulsada por Morales, sus aliados en el Congreso y el influyente sector económico, y alertó que «estos grupos buscan revertir muchos de los avances» alcanzados.
En tanto, el politólogo Enzo Rosal, dijo a la AFP que Giammattei tiene que dar luces de cambio desde la toma de posesión distanciándose de la política y forma de gobernar de Morales, o de lo contrario será un augurio negativo de continuidad.