Quito (AFP) – Sin rencor, pero sin poder olvidar, el francés Daniel Tibi regresó el martes a Ecuador, donde en 1995 fue detenido arbitrariamente, torturado y encarcelado sin causa, en un caso considerado emblemático para la justicia interamericana.
Tibi, de 59 años, volvió para colaborar con el sistema judicial ecuatoriano, dijeron sus representantes, con el objetivo de sancionar a los responsables de la penuria que vivió durante dos años y cuatro meses en la prisión más peligrosa del país, hasta ser liberado en enero de 1998.
El abogado ecuatoriano Mario Melo, coordinador del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica de Ecuador, señaló que «la presencia del señor Tibi es para colaborar con la justicia penal ecuatoriana en este nuevo proceso, que lo que busca es esclarecer la verdad».
El francés «regresó a Quito por primera vez, después de más de 20 años, para participar en la investigación que lleva a cabo la Fiscalía de Derechos Humanos en relación a su arresto, reclusión y tortura en los años 90», indicó a su vez la ONG Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), que lo presentó ante los medios.
El Centro universitario de Derechos Humanos y el Cejil representan a Tibi desde 2001.
La investigación, a cargo de la Fiscalía, es parte de una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que en 2004 condenó al Estado ecuatoriano por violaciones a los derechos humanos de Tibi, quien al momento de su captura se dedicaba al comercio de piedras preciosas.
– «Perdoné a todos» –
«Mi presencia aquí es para seguir adelante (con) la decisión de la Corte Interamericana», manifestó Tibi en rueda de prensa.
«No tengo ningún rencor», dijo luego a la AFP este ciudadano francés quien en setiembre de 1995 fue arrestado sin motivo por dos agentes ecuatorianos en Quito, donde tenía su residencia desde hacía varios años.
Tibi, que según dijo poseía una visa diplomática por haber colaborado con la embajada de su país en Quito, fue trasladado tras su detención al puerto de Guayaquil (suroeste), en cuya prisión vivió un «infierno». Se lo acusó por supuesto narcotráfico, algo que la justicia no pudo comprobar.
«Todavía estoy afectado por lo que sufrí», agregó Tibi, y agregó que los autores de los «actos de barbaridad» que enfrentó «todavía no han sido juzgados ni sancionados».
Desde la condena de la Corte IDH, «han transcurrido 14 años sin que se hayan establecido responsabilidades contra ninguno de los autores de las violaciones, incluyendo policías, jueces, fiscales o médicos involucrados», señaló el Cejil.
Autor del libro en francés «900 días, 900 noches en el infierno de una prisión ecuatoriana», Tibi manifestó que «nunca se olvida, pero se perdona». «Perdoné a todos», enfatizó.
Cuando fue arrestado, Tibi llevaba un lote de piedras preciosas valuado en un millón de francos, la moneda de Francia en aquel momento, equivalente a unos 200.000 euros actuales. «Nunca (los) recuperé», indicó. «Perdí todo» lo que tenía en Ecuador, como dinero en bancos y terrenos, añadió.
El caso estableció un precedente judicial interamericano sobre reparaciones de los Estados para presos víctimas de tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes, de acuerdo con el Cejil.