Washington (AFP) – El Fondo Monetario Internacional advirtió el jueves que la pandemia tendrá una fuerte repercusión en el empleo en Latinoamérica, con un aumento significativo de la pobreza y un retorno al ingreso real per cápita previo a la covid-19 recién en 2025.
«Se prevé que el shock de la covid-19 tenga un amplio impacto en el empleo y borre parte de los avances sociales logrados por la región hasta 2015», dijo el FMI al publicar sus últimas perspectivas económicas para América Latina y el Caribe.
«Las estimaciones actuales indican pérdidas de ingreso duraderas, y se proyecta que la pobreza aumente sustancialmente en 2020», añadió.
El FMI estima una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) regional de 8,1% en 2020.
«La pandemia de covid-19 ha golpeado a América Latina y al Caribe más duramente que a otras regiones del mundo. El alto costo humano es evidente: con apenas el 8,2% de la población mundial se registraron el 34% de las muertes y el 28% de los casos», señaló en rueda de prensa Alejandro Werner, director para las Américas del FMI.
Pero a diferencia de otras recesiones, el empleo se contrajo más fuertemente que el PIB en el segundo trimestre de 2020: un 20% en promedio en los países más grandes y hasta un 40% en Perú.
«Se han perdido un total de 30 millones de empleos en el segundo trimestre soalmente en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú», indicó Werner.
Los segmentos más afectados fueron las mujeres, los jóvenes y los trabajadores poco calificados. También fue grave la incidencia de la pandemia en el empleo informal, que en otras desaceleraciones actuó como amortiguador.
Y en los países altamente dependientes del turismo, como los caribeños, la pandemia fue como un «paro cardíaco», dijo el FMI.
– ¿Otra década perdida? –
Aspectos estructurales del mercado laboral latinoamericano, donde el 45% de los empleos se ubica en sectores de alto contacto social y el teletrabajo es posible en solo uno de cada cinco casos, exacerbaron el impacto económico.
«Estas dos características, combinadas con una contracción comercial y una turbulencia financiera causadas por la debilitada economía mundial, contribuyeron al colapso histórico de la actividad», explicó Werner en el blog que acompaña la divulgación del informe.
El FMI prevé una expansión del 3,6% en 2021, con una «recuperación lenta y desigual» y «profundas cicatrices». Pero la propagación del virus persiste y la incertidumbre sobre su evolución también, con lo cual las previsiones económicas para la región están sesgadas a la baja.
«La mayoría de los países no volverán al PIB previo a la pandemia hasta 2023, y al ingreso per cápita hasta 2025, más tarde que en cualquier otra región», señaló Werner, que escribió el blog junto a Samuel Pienknagura y Jorge Roldós.
El informe señala -como ya había esbozado el FMI-, que esto «significa que Latinoamérica y el Caribe están ante la posibilidad de otra década perdida, como la de los años 1980».
En abril Werner había alertado sobre la posibilidad de que entre 2015 y 2025 la región no registrara crecimiento económico, como ocurrió hace 40 años por la crisis de la deuda externa.
– «Panorama incierto» –
El FMI destacó que los países de Latinoamérica y el Caribe anunciaron un apoyo fiscal equivalente a un 8% del PIB regional para mitigar el impacto de la pandemia.
«Estas medidas excepcionales son cruciales para apoyar la actividad económica a fin de evitar desaceleraciones económicas aún más fuertes y repercusiones sociales más severas», indicó el informe.
En Brasil, sin este plan de emergencia, la tasa de incidencia de la pobreza habría aumentado de aproximadamente 6,7% a 14,6%, remarcó.
Además de las medidas fiscales, el FMI señaló como positivas las leyes aprobadas en Chile y Perú para retirar fondos de pensión anticipadamente, y alabó el recorte de tasas de política monetaria en toda la región.
Ahora, la prioridad es frenar la propagación del virus y consolidar la recuperación económica, estimó el Fondo, y llamó a no retirar los paquetes de ayuda, aunque sin perder de vista la necesidad de reformas estructurales futuras que contemplen el acceso a la salud y la educación y preserven la inversión pública.
«Una recuperación más débil de lo esperado y una pandemia más persistente impondrán más decisiones difíciles para los gobiernos. Las cicatrices y el menor crecimiento potencial del PIB se suman a los desafíos políticos a corto plazo», advirtió en el blog.
Y concluyó que si bien las reformas estructurales pueden sentar las bases para un crecimiento más sostenibles e inclusivo, «los legados de la pandemia nublan un panorama ya incierto para la región».