Portobelo (Panamá) (AFP) – Postrado frente al altar, Luis eleva una plegaria y pide por el bienestar de su familia, una petición que repiten miles de feligreses que llegan este viernes en romería a venerar al Cristo Negro de Portobelo, en Panamá.
«En la familia hay mucha necesidad, enfermedades (por las) que uno pide que se recuperen», dice a la AFP Luis Olivares, de 27 años, visiblemente exhausto.
Recorrió varias calles de rodillas para llegar al templo católico, en una penitencia que realiza desde hace 17 años por los «muchos favores» que el santo, afirma, le ha cumplido porque sus oraciones las ha hecho «con fe».
«Por eso es que estoy aquí» y «lo voy a hacer hasta que ya no pueda», agrega el hombre con el torso desnudo, vestido apenas con un pantalón corto gris, descalzo y portando una vela en la mano.
Su romería la inició a pie desde la capital panameña, unos 100 km al sur de Portobelo, una ciudad colonial en el Caribe.
Conforme pasan las horas, miles de feligreses colman este poblado que los recibe en masa después de que los festejos por el Cristo Negro se realizaran con restricciones por dos años a causa de la pandemia de covid-19.
Luis y varios devotos tienen cera caliente de velas sobre la espalda, parte de las dolorosas penitencias que ofrecen por los milagros que atribuyen al Cristo Negro.
Devoción «desde niña» –
Portobelo era en los siglos XVI y XVII uno de los principales puertos de América por el que se traficaban esclavos y los españoles sacaban los metales preciosos con destino a Europa. Por allí también pasaron afamados piratas, como Francis Drake, en busca del oro de los españoles.
Según la leyenda en Portobelo, la devoción por Cristo inició con una primera imagen que llegó a una playa del lugar el 21 de octubre de 1658.
Ahora los peregrinos buscan al «Naza», como le llaman cariñosamente al santo que luce ataviado con una túnica morada y que carga reclinada sobre el hombre una enorme cruz.
Para Eliza del Carmen Ruiz (39), la devoción por el Cristo Negro comenzó «desde niña» junto con su familia. «Ésta es una experiencia que no hay forma de cómo explicarla, ésto es algo que el que en verdad tiene fe, lo logra», cuenta afuera de la iglesia de muros blancos.
Cargando una replica del santo en sus manos y casi al borde del llanto, asegura que pedirá por la protección de sus padres e hijo, y también por su «comadre que está padeciendo una enfermedad».
«Yo sé que él la va sacar de esto. Yo sé que el otro año, Dios primero, ella va estar aquí con nosotros», dice Eliza convencida.
La imagen es venerada por artistas internacionales como el puertorriqueño Gilberto Santa Rosa, por lo que el Cristo Negro es llamado también «el santo de los cantantes».