Buenos Aires (AFP) – ¿Faltará el café? ¿Y el salame para la picada? En medio de la crisis cambiaria por la escasez de dólares, con una fuerte reducción de reservas internacionales y crecientes dificultades para importar, los argentinos se preguntan si están en riesgo sus costumbres cotidianas.
Para no fallarle a ninguno de sus clientes, el importador que le vende el café de especialidad a Agustina Román para su cafetería ‘Tres’, en Buenos Aires, esta vez le llevó solo cinco bolsas en lugar de las 10 acostumbradas.
«No creo que vamos a llegar al desabastecimiento, pero sí habrá que tener mayor cuidado de la materia prima para que se pueda abastecer a todos los negocios», reflexionó Román, al advertir que la crisis de las importaciones toma a Argentina en pleno invierno, cuando la demanda de café aumenta entre 20% y 30% en medio del frío invierno austral.
Argentina no produce café, sino que lo importa. Pero las cafeterías de Buenos Aires son toda una institución que identifica a la ciudad. Hay, incluso, una lista de «cafés notables». Por eso este producto ilustra una situación que se extiende a otras mercaderías.
El salame, ingrediente infaltable de la tradicional picada que se comparte en los encuentros familiares o entre amigos, es en cambio un producto nacional. Pero para hacer el embutido se necesitan hasta 25 componentes importados, entre estos tripas y conservantes, según la Cámara de Chacinados, que alertó en estos días sobre una merma en las existencias de estas mercaderías.
Y es que todo se conjura contra las importaciones en Argentina: alza en los precios internacionales y aumento en los costos de los fletes, más una caída sostenida de la disponibilidad de dólares en el país.
El gobierno mantiene un férreo control de cambios ante la erosión de sus reservas internacionales.
Faltan dólares, sobran pesos –
Para Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores de la República Argentina, el principal problema de su sector tiene que ver con las distorsiones del mercado cambiario.
«En Argentina hay una brecha de más 100% entre el tipo de cambio oficial y los del mercado paralelo. Se podría compensar con más exportaciones o con otras medidas, pero no las tenemos hoy vigentes y eso hace que nuestras reservas en el Banco Central vayan disminuyendo drásticamente», explicó.
Las reservas brutas de Argentina son de unos 37.000 millones de dólares, pero los analistas estiman que las netas (después de descontar un Swap con China y los encajes bancarios, entre otros) se encuentran ya en saldo negativo.
«Faltan dólares, sobran pesos, y eso deriva en la situación actual», apuntó Furci.
En junio pasado, las importaciones de Argentina sumaron 8.547 millones de dólares, frente a exportaciones por 8.432 millones de dólares, lo que provocó un saldo negativo en la balanza comercial de 115 millones de dólares.
Con una llegada temprana del invierno austral, pesó especialmente en ese saldo la compra de combustibles y lubricantes por 1.953 millones de dólares, un aumento interanual de 118,9% en precios y de 19,6% en volumen, según el estatal Instituto de Estadísticas (INDEC).
Como resultado, en medio de una intensa crisis política y económica, se incrementaron los requisitos para importar y se ampliaron algunos plazos de pago de las importaciones.
Caída en volúmenes de compra –
Las importaciones en Argentina se realizan al tipo de cambio oficial, a través de cupos de divisas que asigna el Banco Central a las empresas en función de las compras facturadas en los años anteriores. El mecanismo no toma en cuenta volúmenes de mercadería, por lo que esas cantidades asignadas de dólares, pueden obligar a reducir los volúmenes de compra si los precios son más altos.
Con este mecanismo vigente, en el caso del café, como han aumentado los precios internacionales del grano, los importadores tienen que reducir sus volúmenes de compra, explicó Román.
La devaluación constante de la moneda y una inflación desbordada que se proyecta en 90% para este año, han hecho subir mucho el precio del café.
Pero los argentinos siguen llenando sus cafeterías, manteniendo su tradición.
«Argentina tiene un vínculo muy estrecho con el café. Decimos siempre que el café es la excusa para encontrarte con el amigo», resume Román.
En cuanto a las importaciones en general, el panorama es incierto también para las industrias.
Furci concluye que «el problema no es solamente el de los productos terminados, sino también el factor crítico que representa el no poder abastecerse con la previsibilidad necesaria de insumos y materias primas, bienes de capital, repuestos, partes y piezas para mantener la maquinaria productiva de forma competitiva» en el país.