Bogotá (AFP) – Jesús Santrich, un líder de la exguerrilla colombiana de las FARC requerido en extradición por Estados Unidos bajo cargos de narcotráfico, fue internado en un hospital este sábado tras autolesionarse en prisión y está en «cuidados intensivos», informó el centro médico.
El excombatiente se autoinfligió heridas en los brazos el viernes en momentos en que se esperaba su excarcelación, dispuesta dos días antes por un fallo del tribunal de paz.
Apenas salió, Santrich fue recapturado por agentes de la fiscalía, que le trasladaron luego al centro médico «por alteración de su estado de salud», según el bogotano Hospital Universitario Mayor Méderi, donde se encuentra.
Seuxis Paucias Hernández -su nombre legal- «no se encuentra en condiciones clínicas que le permitan asistir a una audiencia, por el momento continúa internado en la Unidad de Cuidados Intensivos», señaló el hospital en un boletín la noche del sábado.
La excarcelación había sido resuelta el miércoles por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), tribunal encargado de investigar los peores crímenes durante más de medio siglo de conflagración con la exguerrilla FARC.
Este sábado más temprano, la estatal forense encontró que además de las «heridas saturadas» en los brazos, el paciente tenía una «alteración del estado de conciencia y signos neurológicos positivos».
El exnegociador de los acuerdos que permitieron el desarme y transformación de las FARC en partido político fue capturado nuevamente en el marco de una investigación por narcotráfico que se le sigue en Estados Unidos.
Washington, a través de su embajada en Bogotá, se había opuesto férreamente a la excarcelación y exigió la «apelación urgente» del fallo que lo dejaba en libertad.
El presidente Iván Duque se dijo «indignado» con la decisión de la JEP y apoyó la apelación anunciada por la Procuraduría, advirtiendo que el caso no estaba «cerrado» y que está dispuesto a autorizar su extradición.
El ahora partido de izquierda anunció que se reunirá «de emergencia» con abogados y asesores «para analizar las consecuencias políticas y jurídicas» de la detención, al tiempo que pidió al mandatario recibir una delegación de la FARC que exponga las «inquietudes» de quienes firmaron la paz.
De 52 años y con aguda deficiencia visual, el líder de la exguerrilla fue detenido inicialmente en abril de 2018 con fines de extradición bajo la sospecha, según la fiscalía, de haber conspirado para enviar cocaína a territorio norteamericano en fecha posterior al acuerdo de paz.
Santrich ha proclamado su inocencia y asegura que los señalamientos responden a un complot de Washington y la fiscalía colombiana.
Apoyado por la ONU, el acuerdo que condujo al desarme de unos 7.000 combatientes prevé beneficios penales para los responsables de delitos atroces que contribuyan a la verdad, justicia y reparación de las víctimas.
Sin embargo, deja sin efecto el blindaje contra la extradición para quienes hayan reincidido tras la entrada en vigor de los compromisos de paz.