Santiago (AFP) – La justicia chilena condenó este viernes a tres años de libertad vigilada al excomandante del ejército Juan Emilio Cheyre, como encubridor de 15 homicidios en 1973 en uno de los episodios del siniestro caso ‘Caravana de la Muerte’ durante la dictadura de Augusto Pinochet.
El juez Mario Carroza condenó a Cheyre, comandante del ejército de Chile entre 2002 y 2006, «a tres años y un día de presidio, con el beneficio de la libertad vigilada» en calidad de «encubridor» de los 15 asesinatos ocurridos en octubre de 1973 en la ciudad de La Serena (norte), un mes después del golpe militar que instauró la dictadura de Pinochet, indica el fallo difundido por el Poder Judicial.
El fallo puede ser apelado por la defensa de Cheyre ante la Corte de Apelaciones y posteriormente en la Corte Suprema.
Según la investigación del caso, Cheyre se desempeñaba en ese tiempo como ayudante de Arosto Lapostol, comandante del regimiento Arica de la ciudad de La Serena, donde 15 opositores de la dictadura fueron sentenciados a muerte en procesos militares y luego ajusticiados en octubre de 1973.
Tras los asesinatos, el ejército informó que las víctimas eran «quince extremistas» que fueron juzgados «en cumplimiento de lo resuelto por Tribunales Militares en Tiempos de Guerra». Esa versión fue publicada en medios de prensa por Cheyre por orden de Lapostol.
El fallo afirmó que ambos oficiales «tenían la certeza» de que la publicación era falsa y «que el ajusticiamiento ocurre sin juicio previo, fundado en la sola circunstancia de la ideología» de las víctimas.
Cheyre fue detenido en 2016 por este caso tras ser acusado de haber encubierto los asesinatos. Días después fue puesto en libertad tras pagar una fianza de unos 1.500 dólares.
En tanto, Lapostol fue condenado a 15 años de cárcel, mientras que cinco exoficiales deberán purgar cinco años de presidio, y otros cuatro exuniformados tres años de libertad vigilada.
Este episodio es parte del emblemático caso Caravana de la Muerte, durante la cual 75 prisioneros políticos fueron asesinados por orden directa de Pinochet, quien fue procesado y puesto bajo arresto domiciliario por este caso, pero fue sobreseído por demencia, sin alcanzar a ser condenado.
Durante la dictadura unas 3.200 personas murieron o fueron desaparecidas, mientras que unas 38.000 fueron torturadas, según datos oficiales.