Roma (Italia).- Una actividad frenética se desata en la plantación bananera y el gerente de la finca hace una llamada de emergencia a la organización nacional de protección fitosanitaria para notificarles que algunos de sus árboles muestran signos de la presencia del Fusarium raza 4 tropical (RT4), un hongo altamente destructivo.
Rápidamente, la organización envía personal a la finca. A su llegada, estos se ponen el equipo de protección personal, desinfectan sus zapatos y herramientas, y siguen todos los protocolos de bioseguridad necesarios para empezar a examinar los árboles potencialmente afectados. A continuación, definen una zona de cuarentena y ordenan al personal de la explotación que no entren en esa zona, pues la propagación del patógeno significaría la ruina segura de la plantación.
Afortunadamente, por ahora este sombrío escenario es puramente hipotético y forma parte de un simulacro que se ha llevado a cabo en diversos países, incluido, en este último caso, Kenya. Sin embargo, Moses Njorah Kibuthu, trabajador de la explotación bananera Bendor, situada a 50 kilómetros de Nairobi, la capital del país, considera que esta actividad es enormemente útil.
“Ahora sabemos lo que tenemos que hacer y qué medidas preventivas debemos tomar para proteger nuestras plantaciones y nuestros medios de vida”, afirma.
Los participantes en el simulacro aprendieron a prevenir y contener amenazas incipientes en las plantaciones bananeras, como la R4T de Fusarium, y trabajaron en la elaboración de un plan de contingencia en caso de que la situación se produjera de verdad.
El anfitrión del simulacro de propagación de R4T de Fusarium fue el Servicio de Inspección Fitosanitaria de Kenya, organización nacional para la protección fitosanitaria del país. La actividad fue organizada por la Secretaría de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que coordina las iniciativas mundiales contra la R4T.
Diseñado por el Mercado Común para África Oriental y Meridional (COMESA), el proyecto de facilitación del comercio fue financiado por la Comisión Europea y contó con participantes de los países miembros del COMESA.
Conocimientos especializados procedentes del otro lado del océano
En la lucha en curso contra las plagas agrícolas, los simulacros de propagación se han convertido en un componente fundamental de las estrategias mundiales de protección fitosanitaria. Estas actividades pueden utilizarse como preparación ante todos los riesgos derivados de la propagación de plagas incipientes en las plantaciones bananeras.
Lo significativo de este simulacro en particular fue que era la primera realizada en África, en colaboración con expertos de la FAO de América Latina y el Caribe, una región que cuenta con años de experiencia en la lucha contra este patógeno.
“Si queremos evitar que la R4T se afiance en otras regiones, como África, y destruya los medios de vida de una gran cantidad de personas, es de vital importancia transferir los conocimientos que hemos adquirido en América Latina”, afirma Raixa Llauger, Oficial agrónomo de la FAO en la región de América Latina y el Caribe.
Durante el simulacro de campo, expertos técnicos de la FAO mostraron cómo tomar muestras de plantas infectadas y destruirlas para contener la propagación del patógeno en una plantación.
El simulacro también se llevó a cabo en el laboratorio de la Estación de Cuarentena Vegetal y Bioseguridad de Muguga, en el distrito de Kiambu, donde se capacitó a los participantes sobre cómo recibir una muestra prioritaria, mantener medidas de bioseguridad y comunicar los resultados del análisis a la explotación y a otros actores pertinentes. También se invitó a los jefes locales para garantizar que la comunidad entendiera que el simulacro era una actividad de capacitación y no un brote real.
Durante la preparación de la simulación general, los organizadores también visitaron el aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi para conocer de primera mano una de las vías de riesgo a través de la cual podrían entrar en Kenya plantas o productos vegetales infectados.
Unas enormes implicaciones
Es muchísimo lo que está en juego. Los bananos y los plátanos se cultivan en 135 países de todo el mundo, y más de 400 millones de personas dependen del banano para su seguridad alimentaria. Además, su comercio genera 10 000 millones de USD al año.
Hasta ahora, solo tres países africanos han reportado casos del hongo. Pero la R4T de Fusarium es especialmente dañina debido a su persistencia en el suelo y a su capacidad para propagarse por equipos, agua o material vegetal contaminados. En la actualidad, una vez que está en el suelo, no hay forma de eliminarla, por lo que para detener su propagación es fundamental contar con medidas de prevención, preparación y respuesta oportuna.
El patógeno se identificó por primera vez en América Latina en 2019, pero incluso antes ya se habían realizado simulacros, que se siguen llevando a cabo, en Bolivia, Belice, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y en la República Dominicana.
Esta estrategia ha permitido a los países fortalecer el enfoque preventivo y la bioseguridad en toda la cadena de producción, transporte y comercio internacional del banano, con una revisión a fondo de sus sistemas de vigilancia fitosanitaria, explica Llauger.
Colombia es un ejemplo destacado de éxito en la lucha contra la R4T de Fusarium. Ha logrado frenar el avance de la enfermedad y, pese a la presencia del hongo, aumentó la producción y la exportación de bananos desde 2019 hasta finales de 2023.
La importancia de este tipo de preparación es evidente para mejorar la seguridad alimentaria y proteger los medios de vida de innumerables familias en los países productores de banano y plátano. Estas iniciativas pueden desempeñar un papel vital no solo frente a la R4T de Fusarium, sino también ante otras muchas enfermedades y plagas, que están aumentando debido al cambio climático.