Es posible que su estatura fue un factor influyente al escoger su ropa, al seleccionar el asiento en el teatro o el del avión. Y ahora parece que también puede jugar un papel en el riesgo del desarrollo de enfermedad del corazón y de ataque cerebral.
Por varias décadas, científicos han estudiado si la estatura aumenta o reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. En algunos casos, han encontrado vínculos.
Por ejemplo, hay hallazgos que sugieren que las personas más altas padecen más de un latido irregular, o fibrilación auricular, así como el síndrome de Marfan (un trastorno del tejido conectivo y del colágeno), que puede surgir con problemas de válvulas cardíacas y de anormalidades de la aorta.
Pero ser de estatura baja parece que también tiene sus riesgos.
Un estudio de 2015 encontró que las personas de menor estatura sufrían de enfermedad arterial coronaria con más frecuencia.
Por otra parte, un informe publicado en Stroke, la revista científica de la American Heart Association, encontró que los niños de estatura baja tenían un riesgo más alto de tener ataques cerebrales de adultos.
Según los autores del estudio de ataque cerebral, “el crecimiento durante este período de la niñez no está relacionado significativamente con ninguno de estos subtipos de ataque cerebral, y sugiere que los mecanismos subyacentes que vinculan la estatura con los riesgos de ataque cerebral podrían ejercer su ascendiente a partir de la niñez temprana”.
El estudio analizó información recopilada de más de 300.000 niños daneses de edad escolar, que se recopiló por seis décadas. Los investigadores notaron que los niños y las niñas que tenían una estatura de 2 a 3 pulgadas menos que la estatura promedio cuando tenían 7 y 13 años, tenían un riesgo más alto durante su adultez de tener un ataque cerebral isquémico, o sea uno relacionado con un coágulo. Los hombres tenían un riesgo más alto de tener un ataque cerebral hemorrágico.
A pesar de que por varias décadas muchos estudios han evaluado el vínculo entre la estatura y la salud, se desconoce mucho de cómo ambos factores intersecan. Las definiciones de lo que es “bajo” o lo que es “alto” varían por estudio, y corresponden a la población y el género que se estudia. También hay una estatura promedia que se fundamenta en las investigaciones.
En el estudio de ataque cerebral, el promedio de la estatura a los 7 años era de 4 pies para los niños y las niñas.
Muchos estudios dependen de las memorias de los pacientes. Y muchos de los factores ambientales que influyen en el crecimiento humano en todas las etapas de desarrollo, representan una dificultad para los investigadores que tratan de identificar qué exactamente es lo que aumenta el riesgo. ¿Es la estatura o es un factor ambiental, como la nutrición, lo que afecta la diferencia?
En el 2010, un metaanálisis de 52 estudios de más de 3 millones de hombres y mujeres encontró que las personas de más baja estatura tenían un riesgo más alto que personas de estatura alta de tener enfermedad del corazón mortal. A pesar de que el análisis de los datos dio ese resultado, los estudios fueron observaciones y por lo tanto no prueban causa y efecto.
Pero el doctor Jaako Tuomilehto, del departamento de salud pública de la Universidad de Helsinki en Finlandia y autor de “Tall is beautiful and heart healthy”?, un artículo publicado en la revista científica European Heart Journal, no se limitó a decir eso, y sugirió que todos emulen comportamientos saludables.
“Por otra parte, las personas altas no tiene una protección en contra la enfermedad del corazón coronaria, y también necesitan prestar atención a los mismos factores de riesgo que personas de estatura baja”, comentó en el reporte.