Madrid (AFP) – La justicia española rechazó la extradición a Estados Unidos por supuestos delitos de narcotráfico del exgeneral venezolano Hugo Carvajal, que fue jefe de inteligencia militar de Hugo Chávez, anunció este lunes la Audiencia Nacional.
«La Audiencia Nacional ha denegado la extradición del general Hugo Armando Carvajal solicitada por Estados Unidos por delitos de narcotráfico», señaló en un breve comunicado este alto tribunal, encargado de los casos de extradiciones.
Junto a esta decisión, los magistrados también «acordaron la libertad del reclamado», que estaba en prisión provisional desde que fue detenido en Madrid a mediados de abril de 2019.
El auto de los magistrados justificando la decisión no se publicará hasta el martes, añadió el tribunal, que había celebrado la semana anterior la vista de extradición.
«Estamos satisfechos, mucho, pero por prudencia no vamos a comentar la decisión hasta no tener el auto», dijo por teléfono a la AFP la abogada de Hugo Carvajal, María Dolores de Argüelles.
«Solo tenemos el auto de libertad y voy ahora mismo a la prisión de Estremera [en las afueras de Madrid] a comunicárselo», añadió la abogada, precisando que este mismo lunes saldría de la cárcel.
El exgeneral conocido como «El Pollo», despojado de su grado después de haber reconocido en febrero a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, había sido detenido en abril en Madrid, adonde había llegado tras huir en un barco desde Venezuela a la República Dominicana.
Inculpado de narcotráfico en 2011 por la fiscalía de Nueva York, Carvajal estaba acusado de conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, incluido un embarque de 5,6 toneladas transportadas de Venezuela a México en 2006.
Según dijo el fiscal de Nueva York, Geoggrey Berman, en el momento de su arresto, el militar podría haber sido condenado a una pena entre diez años y cadena perpetua en Estados Unidos.
En una entrevista en julio al diario español El Mundo, Carvajal negó haber «tenido relación alguna con ninguna red de narcotráfico» y acusó a la justicia estadounidense de formular «acusaciones genéricas y abstractas, algunas, y absolutamente carentes de pruebas, las otras».