San Salvador (AFP) – Las osamentas de seis víctimas de la masacre del Sumpul, donde se estima que murieron hasta 600 personas a manos de militares en mayo de 1980, durante la guerra civil en El Salvador, fueron entregadas este viernes a sus familiares, que piden justicia.
«Estoy contenta y a la vez triste. Me entregaron los restos de mis dos hermanos Juan de Dios y Alfonso, eso me alegra porque ya podremos darles sepultura, pero triste porque los mataron», dijo a periodistas Teresa de Jesús Mejía de Alfaro, de 75 años.
Sus hermanos fueron parte de las entre 300 y 600 personas que, según reportes de la época, se estima fueron asesinadas durante la masacre del Sumpul, entre el 13 y 14 de mayo de 1980, en una zona en donde el río que lleva ese nombre sirve de límite fronterizo con Honduras, en el norte de El Salvador.
Los hechos ocurrieron durante una operación antiguerrillas en aldeas colindantes con la frontera con Honduras en el norteño departamento de Chalatengango.
Según la organización Tutela Legal María Julia Hernández, que representa a los familiares de las víctimas en un proceso judicial, los responsables de la matanza fueron miembros del ejército, de la extinta Guardia Nacional y de la organización paramilitar ORDEN.
Los restos fueron entregados en pequeños féretros blancos por el Instituto de Medicina Legal (forense) de la Corte Suprema de Justicia en San Salvador.
«Espero que un día haya justicia por lo que le hicieron a todos los que mataron en el río Sumpul», sostuvo Mejía, quien tras recibir los restos de sus dos hermanos, los trasladó a una capilla en la Universidad Centroamericana (UCA) para una misa.
«Es necesario que en este país acabe la impunidad, que haya justicia para tanta víctima que fue asesinada en masacres cometidas por el ejército en la época del conflicto», dijo a la AFP el exrector de la UCA, el sacerdote jesuita José María Tojeira que ofició la misa.
El abogado de los familiares, Alejandro Díaz explicó a la AFP que las osamentas de las seis víctimas entregadas a sus familiares «son las primeras» que se ha logrado recuperar en relación con la masacre del Sumpul y que sirven como «pruebas» en el proceso judicial por el caso.
«Se están haciendo estudios para determinar la existencia de restos de más víctimas», agregó Díaz.
La guerra civil salvadoreña de doce años (1980-1992), que enfrentó a la fuerza pública con guerrillas de izquierda, dejó una sangrienta estela de 75.000 muertos, miles de desaparecidos y cuantiosas pérdidas a la economía nacional.