La Habana (AFP) – La guerrilla ELN acusó este lunes al presidente de Colombia, Iván Duque, de acabar con el proceso de paz, al desconocer acuerdos y plantear «condiciones inaceptables» para retomar la mesa de diálogos en Cuba.
«Al desconocer los acuerdos hechos con el Estado y colocar unilateralmente condiciones inaceptables este gobierno está cerrando esta mesa, acabando el proceso de diálogos y los esfuerzos hechos desde hace varios años por el ELN, la sociedad, el anterior gobierno y la comunidad internacional», dijo en un comunicado.
El Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, respondió más tarde que el gobierno mantiene la «voluntad» para seguir con las conversaciones para superar medio siglo de conflicto armado, que deja ocho millones de víctimas.
«El gobierno colombiano sigue expresando voluntad de paz, pero con hechos concretos y no con retórica», dijo a emisoras.
Duque, quien asumió hace un mes, aseguró el sábado que las pláticas que se desarrollaban en Cuba solo se retomarán si el Ejército de Liberación Nacional (ELN) libera antes a «todos los rehenes».
El gobernante ató la suerte de las negociaciones iniciadas por su antecesor, el nobel de Paz Juan Manuel Santos, no solo a que el ELN libere a los seis secuestrados de un grupo de nueve que había ofrecido devolver, sino a todas las personas en su poder.
En su boletín, los rebeldes aseguraron que otorgar a los militares el manejo de las liberaciones y negarse a un acuerdo para los protocolos de entrega puso en riesgo la vida de los detenidos, por lo que las puestas en libertad han tardado.
Reconocida oficialmente como la última guerrilla de Colombia, el ELN ofreció liberar por su cuenta, y pese a la falta de acuerdos, a nueve policías, militares y civiles capturados en agosto, al término de los diálogos que mantuvo durante año y medio con Santos.
El miércoles devolvió a tres militares cerca de la frontera con Venezuela.
«Tan pronto encontremos la forma de sobreponernos a los fuertes operativos de las Fuerzas Armadas en el (departamento del) Chocó, cumpliremos con estas liberaciones» que faltan, explicó el ELN.
Ceballos aseguró que ese proceso de liberación se está llevando a cabo con acompañamiento de la Cruz Roja y la Iglesia católica. «Hay una posibilidad de que esas liberaciones se den hoy», apuntó.
El gobierno calcula que son 16 los rehenes en manos de la agrupación guevarista, que históricamente se ha financiado con secuestros y extorsiones para sostener un levantamiento armado iniciado en 1964.
Con unos 1.500 combatientes y una extensa red de apoyo, las autoridades también la acusan de financiarse del narcotráfico y la minería ilegal.
– Contradicciones –
La guerrilla pidió reiniciar el diálogo «sin más dilaciones» y se mostró dispuesta a «ajustar» de «común acuerdo» los avances en la mesa. «Nosotros persistiremos, en este proceso de diálogo», agregó.
Pero el alto comisionado cuestionó la «retórica» de paz de los insurgentes con las «acciones armadas» que realiza en el país: 30 en el último mes. Los diálogos se han desarrollado en medio de la confrontación.
«Yo no interpretaría esto de otra manera que la continuación del ELN en la que no reconoce la voluntad de este gobierno», apuntó. «Para nosotros era muy fácil levantar las órdenes de captura (de los negociadores rebeldes), pero no, estamos dando un espacio para que se manifieste esa buena voluntad anunciada por el ELN».
Ceballos puso en entredicho la unidad de mando rebelde, cuya estructura federal ha sido un obstáculo histórico en las conversaciones de paz, y les exigió que aclaren si sus combatientes se refugian en Venezuela.
«Negociar con un grupo armado que tiene tropas en dos países es muy difícil», apuntó.
– Tira y afloja –
El ELN es la última agrupación que queda tras el auge de guerrillas surgidas en los sesenta con el apoyo de la Revolución cubana, tras el desarme y transformación en partido de las FARC el año pasado.
Un acuerdo final con el ELN terminaría con el último conflicto armado en América, si bien en Colombia aún operan disidencias de las FARC y bandas del narcotráfico de origen paramilitar.
Más allá de que el ELN cumpla con las exigencia de Duque, el gobernante también aspira a que se fije una «agenda clara y unos tiempos definidos» que conduzcan a su desarme.
Además, desde que llegó al poder, ha mencionado que pretende un proceso que empiece por un cese unilateral de todas «las acciones criminales con estricta supervisión internacional».
Duque incluso ha hablado de una «exploración» y no de un proceso de paz como el que venían sosteniendo Santos y el ELN desde febrero de 2017, tiempo en el cual solo lograron pactar un alto al fuego bilateral de 101 días.
Ante ello, el ELN pidió al gobierno que no reduzca su accionar a «simples actividades criminales», buscando desarmarlos y desmovilizarlos, «mientras que todo el resto de la realidad del país sigue igual».