Ovalle (Chile) (AFP) – Cosechar agua a través de un sistema de «atrapaniebla», fabricar cerveza en base a ella o regar árboles gracias a otro que reutiliza las aguas grises de los colegios. En el cada vez más árido norte de Chile, se aprovecha cada gota de agua.
En lo alto de la reserva ecológica Cerro Grande, en la localidad de Ovalle, en el norte de Chile, 16 paneles de nueve metros cuadrados cada uno captan la niebla que cubre a diario este sector, donde el sol es esquivo y el viento y el frío se cuelan por la ropa.
Se trata de uno de los parques de atrapaniebla más productivos de América Latina, capaz de cosechar unos 540.000 litros de agua por año y que en más de una década de funcionamiento logró convertir en un vergel un territorio caracterizado por la aridez.
«Este es un oasis natural de niebla como hay muchos en la costa chilena», explica a la AFP Nicolás Schneider, fundador de Un alto en el desierto, la fundación que ejecutó y administra el proyecto en la Reserva Ecológica Cerro Grande de Ovalle, en la región de Coquimbo, a unos 400 km al norte de Santiago.
La tecnología fue diseñada en Chile en la década de los 60 a través de un sistema muy sencillo: Paneles de malla plástica, conocida como «malla Rachel» y usada en la agricultura, logran extraer el agua condensada en la niebla, que por gravedad cae en estanques donde se almacena.
El agua cosechada se usa principalmente para la regeneración y coservación ecológica del parque, donde se riegan cerca de 1.000 árboles nativos y endémicos plantados aquí, como el quillay, el peumo o el guayacán, que le han cambiado la cara al lugar.
Ocasionalmente también el agua se usa para que la beban animales que habitan en el lugar y en situaciones de emergencia hídrica abastece también a las casas de la pequeña localidad aledaña de Peña Blanca, para el lavado de ropa o la recarga de sanitarios.
«No es posible beberla directamente, porque no tiene un proceso de potabilización», explica Schneider. Pero un grupo de vecinos de Peña Blanca, habitado por un centenar de personas, desarrolla un proyecto para poder envasarla y venderla tras su purificación.
Cerveza «Atrapaniebla» –
Con el agua cosechada se produce también una cerveza, la única en Chile con estas características.
La cerveza Atrapaniebla tiene un proceso de fabricación similar a la de otras bebidas confeccionadas de manera artesanal aunque al usar este tipo de agua le permite diferenciarse en el mercado, explica a la AFP Miguel Carcuro, uno de sus dueños.
«Con la utilización de los atrapanieblas hemos logrado un producto que incorpora el clima y la geografía de este lugar; por lo tanto, la gente lo siente como propio», agrega.
Con sus dos tipos de cervezas, una rubia y otra más oscura, el año pasado produjeron 80.000 litros y alcanzaron ventas por 186.000 dólares.
Los cuatro paneles de atrapaniebla de la cervecería le permiten surtirse de entre 2.000 a 3.000 litros de esta agua a la semana, que es incorporada directamente al proceso de macerado.
«Algunos catadores han dicho que tienen pequeñas notas salinas que no encuentran en otras cervezas», agrega, sobre el origen marino de la niebla que cubre la reserva ecológica.
Reutilizar el agua –
Tras más de una década, la sequía se siente con fuerza en Ovalle, un valle agrícola donde el avance del desierto de Atacama, el más árido del mundo, ya se logra visualizar.
El fenómeno de la desertificación afecta a 21,7% del territorio chileno, equivalente a unos 16,3 millones de hectáreas y 6,8 millones de personas. La región de Coquimbo es una de las más dañadas.
En el liceo Politécnico de Ovalle, donde la mitad de los alumnos viven en zonas rurales afectadas por la falta de agua, se diseñó un sistema para la reutilización de las aguas grises. En este caso, la de los lavamanos de los baños que usan los alumnos.
Tras un proceso de filtrado, el agua se usa para regar 42 árboles que dan sombra en este lugar, lo que permite reutilizar entre 1.000 a 1.500 litros de agua por semana.
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