Ijebu-Ode (Nigeria).- “La piscicultura es el negocio de mi madre”, dice Nurudeen Quadri, un piscicultor de 38 años procedente de Ijebu-Ode, en el sudoeste de Nigeria, al entrar en la aldea piscícola de Eriwe.
“Vengo aquí desde que era muy pequeño. Cuando me gradué en la universidad, puse en marcha mi propia explotación”.
A dos horas en auto al este de Lagos, la capital económica de Nigeria que está en rápida expansión, se encuentra la aldea piscícola de Eriwe, que es uno de los mayores centros de cultivo de bagre del país.
A lo largo de las orillas de un pequeño río se ubican los estanques de unos 600 piscicultores, organizados en cooperativas como parte del sindicato de pescadores de Eriwe. En 2022 estos agricultores produjeron unas 2.000 toneladas de bagre.
A las siete en punto de la mañana, dos trabajadores de Nurudeen ponen en marcha las bombas de agua para rellenar con agua limpia los estanques piscícolas. “Aporta oxígeno a los peces para abrirles el apetito antes de que los alimentemos por la tarde”, dice Nurudeen.
Con los trabajadores, se encarga del mantenimiento y las reparaciones dentro y fuera de los 10 estanques de su explotación, dos de los cuales se utilizan para la cría de alevines. En la temporada de recolección, venden el pescado.
Nurudeen produce cerca de 50 toneladas de bagre al año. A pesar del aumento del costo de los piensos y el acceso limitado a la financiación, este trabajo le permite mantenerse a él mismo y a su familia. “Puedo ganarme bien la vida con este trabajo”, afirma.
Mary Stephens y su marido también tienen estanques en la aldea piscícola de Eriwe, pero su principal actividad es el procesamiento de pescado.
Las rejillas que cubren el patio de sus instalaciones están llenas de rodajas de bagre, que crepitan mientras se ahúman lentamente con el carbón vegetal que relumbra debajo.
“Ahora mismo hay unos 150 baldes de bagre en el fuego”, dice Mary, lo que equivale a unos 3.750 kilogramos. Añade que la mayoría de ellos proviene de la explotación de Eriwe.
El pescado ahumado se venderá en el mercado de Onitsha, que se encuentra a unos 300 kilómetros al este. “La gente acude allí, incluso desde el extranjero, para comprar nuestros productos”.
Según Mary, que lleva 25 años en el negocio, el capital es el principal problema. Tiene la esperanza de adquirir una máquina que sustituya parte del trabajo manual. Sonríe: “Equipo y capital. Si se cuenta con ambos, el negocio funciona”.
FISH4ACP, un programa mundial de desarrollo de las cadenas de valor pesqueras, en asociación entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Unión Europea, el Ministerio Federal de Cooperación y Desarrollo Económicos de Alemania y la Organización de Estados de África, el Caribe y el Pacífico, está ayudando a Nigeria a fortalecer su sector del bagre.
Junto con el Ministerio Federal de Agricultura y Seguridad Alimentaria de Nigeria, mediante el programa se llevó a cabo un análisis del sector del bagre de este país.
El análisis puso de manifiesto la importancia del sector para los medios de vida de las personas. Se estima que en Nigeria hay 285 000 productores de bagre, el 60 % de los cuales son piscicultores en pequeña escala. Se calcula que esta actividad da empleo a un millón de personas.
“La cría de bagre es un buen negocio”, afirma Abubakar Usman, experto de la FAO en el sector del bagre de Nigeria y director del programa FISH4ACP en el país. La demanda de pescado es enorme.
Nigeria, con más de 223 millones de personas, es la nación más poblada de África y allí el 40 % de la ingesta de proteínas animales proviene del pescado, del que al menos una cuarta parte es bagre.
Según las conclusiones preliminares del análisis del FISH4ACP, la producción anual de bagre podría llegar a un millón de toneladas en 2021, con un valor de unos 2.600 millones de USD, dice Usman.
La cría del bagre empezó a expandirse en la década de 1990, cuenta Usman, cuando el Gobierno estableció criaderos de alevines de bagre y empezaron a estar disponibles los huevos.
Entre 2005 y 2015 el crecimiento anual fue superior al 20 %, pero en 2016 la producción de bagre empezó a disminuir, principalmente debido al aumento de los precios de los piensos.
Una de las prioridades del programa FISH4ACP para fortalecer el sector del bagre de Nigeria es reducir los costos.
Al mismo tiempo, la iniciativa está trabajando en un plan de crédito para adquirir piensos dirigido a ayudar a los piscicultores a financiar sus operaciones antes de que obtengan los ingresos de la recolección.
También existe una cierta preocupación por la sostenibilidad. El ahumado tradicional del pescado puede afectar a la salud humana y el uso de leña contribuye a la deforestación. El programa FISH4ACP está respaldando la introducción de cámaras de ahumar que utilizan menos leña y reducen la exposición de las personas al humo.
Al atardecer, Nurudeen reflexiona sobre la manera de expandir su negocio mientras espera su turno para jugar el partido de fútbol diario de los piscicultores y los trabajadores. Lo bueno de la aldea piscícola de Eriwe es que los piscicultores trabajan juntos para hacer las cosas mejor, dice.
Los piscicultores de Eriwe quieren introducirse en el procesamiento de pescado y están limitando la entrada de intermediarios en la explotación a fin de poder negociar los precios directamente con los compradores.
“Le decimos a la gente que el bagre no es solo para personas adineradas. Es para todos”, dice Nurudeen. “Cuanto más consuman, mayor será la demanda”.
Según Usman, el programa FISH4ACP puede marcar una diferencia al trabajar con centros como la aldea piscícola de Eriwe.
Juntos, el programa y las cooperativas tienen la capacidad de encarar el desafío de hacer que el sector del bagre de Nigeria sea más resiliente, eficiente y ecológico. “Si cambias la vida de estos piscicultores, cambiará la de todo el país”.
Justo antes de entrar al campo de fútbol, Nurudeen dice: “Me gusta la piscicultura. Te ofrece un futuro brillante y te permite contribuir a la sociedad, porque estás alimentando a la nación”.
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