Washington (AFP) – El despliegue de militares y equipos de Rusia en Venezuela en apoyo del presidente Nicolás Maduro, que generó amenazas veladas de la Casa Blanca a Moscú, busca en gran medida reparar un sistema de misiles dañado, dijo el viernes un funcionario estadounidense.
Elliott Abrams, representante especial de Estados Unidos para Venezuela, dijo que Washington cree que Moscú envió a unas 100 personas a Caracas para brindar «asistencia técnica».
«Una de las cosas que están haciendo parece ser, y lo hemos pensado desde el principio, (es) ayudando al régimen con el sistema de misiles tierra-aire S-300, que aparentemente se rompió (…) con el apagón», dijo Abrams en rueda de prensa.
Venezuela volvió a quedar a oscuras por unos días esta semana tras sufrir el peor apagón de su historia, que paralizó el país por varios días a principios de marzo, alterando el suministro de agua, las comunicaciones y el crucial sector petrolero.
La colaboración militar entre Caracas y Moscú se ha fortalecido en las últimas dos décadas con la llegada al poder de Hugo Chávez, el mentor de Maduro fallecido en 2013, con la compra de equipos y armamento. Medios oficiales rusos reportaron en 2012 el envío a Caracas de misiles S-300.
Fabricado por primera vez por la Unión Soviética en 1978, el S-300 es un sistema de misiles tierra-aire capaz de rastrear y destruir misiles balísticos, misiles de crucero y aviones de bajo vuelo a un rango de hasta 100-200 kilómetros.
En tanto, la empresa pública rusa Rosoboronexport, encargada de la venta de armamentos, informó que Rusia inauguró el viernes en Venezuela un centro de formación militar para pilotos de helicópteros.
«Las capacidades de ese centro permitirán a los pilotos venezolanos recibir una formación completa sobre el funcionamiento y utilización de los helicópteros Mi-17V-5, Mi-35M y Mi-26T en condiciones cercanas a la realidad», indicó Viacheslav Davydenko, un portavoz de Rosoboronexport a la agencia rusa Interfax.
El gobierno de Donald Trump condenó el viernes la presencia militar de Rusia en Venezuela, luego de que la llegada de tropas y equipos militares rusos a Caracas el fin de semana aumentara las tensiones internacionales entre Washington, que impulsa la salida del gobierno «ilegítimo» de Maduro, y Moscú, que acusa a Estados Unidos de querer organizar un «golpe de Estado».
«El gobierno (estadounidense) condena el uso continuo de militares extranjeros por parte de Nicolás Maduro en su intento de permanecer en el poder, incluida la introducción de personal y equipo militar ruso en Venezuela», dijo John Bolton, consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, en un comunicado.
– «Amenaza directa para la paz» –
Bolton advirtió «firmemente» contra cualquier intento de «actores externos al hemisferio occidental» de desplegar activos militares en Venezuela, señalando que tales «actos de provocación» se considerarán una «amenaza directa para la paz y la seguridad en la región».
Trump afirmó el miércoles que «Rusia tiene que irse» de Venezuela.
El jueves, portavoces del gobierno de Vladimir Putin pidieron a Washington que no se «preocupe» por sus relaciones con el país sudamericano, enfatizando que la presencia rusa en Venezuela no representa ninguna «amenaza» para nadie y que las tropas permanecerán «el tiempo que sea necesario».
Dos aviones rusos, un Antonov An-124 y un Ilyushin Il-62, llegaron a Caracas en el marco de acuerdos de «cooperación», según Moscú y Caracas. Medios locales informaron que transportaban 99 militares y 35 toneladas de material, bajo el mando del jefe del Ejército, el general Vasili Tonkoshkurov.
Rusia y Venezuela sellaron en 2011 un acuerdo de cooperación militar que preveía la venta de armas rusas a Caracas financiadas con un crédito ruso de unos 4.000 millones de dólares.
Estados Unidos y más de medio centenar de países reconocen al jefe parlamentario Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y presionan por la partida de Maduro, cuyo mandato consideran resultado de elecciones fraudulentas.
Maduro cuenta con el apoyo de Rusia y China, los principales acreedores de la multimillonaria deuda externa de Venezuela.