Santiago (AFP) – La policía chilena detuvo el jueves a un sospechoso de enviar e instalar al menos seis artefactos explosivos en los últimos años, entre ellos una carta bomba al expresidente de la cuprífera estatal Codelco.
La detención del sospechoso -de 28 años- se produjo en una vivienda en la comuna de Puente Alto, en el sur de Santiago, donde se encontraron elementos destinados a la confección de nuevos artefactos explosivos, informó a periodistas el fiscal del caso, Héctor Barros.
El fiscal estimó que el sospechoso no pertenecería a algún grupo anarquista o «ecoterrorista» que se adjudicaron alguno de los ataques atribuidos al detenido, como el envío -en enero de 2017- de una carta bomba al expresidente del directorio de la cuprífera estatal Codelco, Oscar Landerretche.
«Lo que nosotros hemos investigado es a un sujeto que se dedica a la confección y a la colocación y el envío de artefactos explosivos de manera individual (…) una especie de lobo solitario», agregó el fiscal Barros.
El detenido no tiene, sin embargo, relación con los últimos dos ataques explosivos, uno frustrado y otro que estalló al interior de una comisaría en Santiago a fines de julio y que remecieron a una sociedad que había dejado en el olvido esta lacra que azotó durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Pero sí estaría detrás del artefacto explosivo que estalló en un paradero del autobús de Santiago a fines de enero, dejando a dos personas heridas, y del paquete explosivo enviado al presidente del Metro de Santiago, Louis de Grange, que fue desactivado antes de estallar.
Aunque no han generado víctimas fatales, estos ataques han puesto en entredicho tanto al sistema de inteligencia chileno como la labor de la policía.
Pero más que de grupos terroristas organizados -como los que existieron para enfrentar la dictadura de Pinochet- expertos creen que detrás de estos ataques estarían individuos radicalizados, contrarios al desigual sistema económico del país.