Bogotá (AFP) – Un total de 128 miembros de las FARC han sido asesinados en Colombia desde que la disuelta guerrilla comunista firmó, en noviembre de 2016, un histórico acuerdo de paz que puso fin a un conflicto armado de medio siglo, informó este lunes el gobierno.
El director de la estatal Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ANR), Andrés Stapper, dio la cifra un día después del atentado contra una pareja de exrebeldes en el que murió su bebé de siete meses. Los padres resultaron heridos.
«Tenemos un reporte de 128 casos de excombatientes que han sido victimizados y que en este momento están siendo esclarecidos por parte de la autoridad competente», sostuvo el funcionario, precisando que se trata de muertes violentas.
Apoyado por Naciones Unidas, el acuerdo de paz condujo al desarme de unos 7.000 combatientes y dio paso al surgimiento del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).
Según un informe del Consejo de Seguridad de la ONU del 26 de marzo, los responsables de los ataques «son grupos armados ilegales y organizaciones delictivas».
Buena parte de los casos estarían vinculados con el Clan del Golfo, la mayor banda narco del país, surgida de paramilitares de ultraderecha desmovilizados en 2006; la guerrilla del ELN; disidentes de las FARC, y remanentes del extinto Ejército Popular de Liberación (EPL, maoísta) dedicados al narcotráfico.
Transformada en partido político, la FARC ha denunciado reiteradamente falta de garantías de seguridad para sus integrantes e incumplimientos frente a lo acordado durante las negociaciones con el gobierno del Nobel de Paz Juan Manuel Santos.
Algunos exguerrilleros han abandonado las zonas dispuestas para su reintegración social y económica.
La fiscalía aseguró en un comunicado del 8 de abril que de «126 hechos de violencia contra excombatientes de las Farc denunciados (…) ha logrado capturas, imputado o establecido responsabilidades en 61 casos», lo que equivaldría al 48% del total.
Pese al número de homicidios, Stapper entregó los resultados de una encuesta según la cual el 76% de los desmovilizados «es optimista sobre su futuro dentro del proceso de reincorporación que adelanta el gobierno del presidente Iván Duque».
El mandatario de derecha asumió el poder el 7 de agosto con la promesa de modificar lo acordado por su antecesor y la que fuera la guerrilla más poderosa de América, por considerarlo indulgente con los rebeldes acusados de delitos graves.