Ciudad de México (México).- En una emocionante revelación para la arqueología mexicana, se ha puesto en valor un relieve que representa a un mono araña, descubierto en el Centro Histórico de la Ciudad de México, aportando nuevas luces sobre la majestuosidad de la antigua Tenochtitlan.
Este hallazgo, coordinado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la empresa Inditex México, subraya la riqueza cultural oculta bajo las calles de la moderna metrópoli.
El relieve fue descubierto inicialmente en 2018 durante la remodelación de un edificio virreinal en la avenida Madero para una tienda de la cadena Bershka.
La renovación implicó retirar los revestimientos de las paredes internas, exponiendo así la piedra original del inmueble y el relieve esculpido en una losa circular de basalto gris, que se presume data de finales del siglo XV o inicios del XVI.
El Dr. Leonardo López Luján, director del proyecto Templo Mayor del INAH, fue invitado en 2022 a colaborar en la creación de una cédula explicativa para el relieve, que fue instalada recientemente a finales de junio de 2024.
Esta colaboración ha resultado en una ventana arqueológica que no solo enriquece el paisaje urbano, sino que también brinda un acceso directo a la historia prehispánica del lugar.
La importancia del relieve radica en su representación del glifo calendárico ce ozomatli, 1-mono, del tonalpohualli, el calendario adivinatorio de 260 días de los mexicas.
Según estudios, este día tenía significados múltiples, asociados con la propicia para expediciones mercantiles y atributos personales de amabilidad y habilidades musicales y mecánicas, relacionadas con Xochipilli, dios de la alegría y la música.
Además, se destacó que este día formaba parte de los cinco días nefastos del calendario solar tenochca, marcados por la aparición de las cihuateteo, mujeres divinizadas que, según la creencia, causaban enfermedades y robaban la belleza de los niños.
Este contexto mitológico y cultural proporciona una visión más profunda de las creencias y la vida cotidiana en Tenochtitlan.
El sitio de descubrimiento, una residencia del siglo XVIII, refleja el cambio en la percepción de los objetos arqueológicos durante la era del pensamiento ilustrado, cuando se comenzaron a preservar como artefactos históricos y artísticos en lugar de ser destruidos por asociaciones con idolatría.
Este período también vio el empotramiento de artefactos arqueológicos en las fachadas y muros de las mansiones por parte de los ricos, un testimonio del creciente interés y respeto por el pasado prehispánico.
El relieve ahora forma parte de una serie de ventanas arqueológicas en el Centro Histórico, como la del Gran Basamento y las Casas Negras de Moctezuma II en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, que invitan a residentes y turistas por igual a explorar la historia tangible de la ciudad.
Esta integración de la arqueología en la vida urbana no solo enriquece la comprensión cultural de los espacios que habitamos, sino que también fortalece la identidad y el aprecio por nuestro pasado colectivo, permitiendo que estos tesoros del pasado continúen educando e inspirando a generaciones futuras en pleno corazón de la Ciudad de México.