Santiago (Chile).- Un equipo internacional de astrónomos, liderado por Jessica Speedie, candidata al doctorado en la Universidad de Victoria (Canadá), ha encontrado evidencia contundente que podría revolucionar nuestra comprensión sobre cómo se forman los planetas.
Observando el disco protoplanetario alrededor de la estrella AB Aurigae, el grupo descubrió soportes para una teoría alternativa de formación planetaria «de arriba hacia abajo», en contraposición a la tradicionalmente aceptada «de abajo hacia arriba».
Este hallazgo fue posible gracias al Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array (ALMA), una herramienta instrumental que ha demostrado ser indispensable para la investigación astronómica avanzada.
La sensibilidad y alta resolución de ALMA permitieron a Speedie y su equipo medir con precisión el movimiento del gas en las profundidades del disco circunestelar, facilitando así una visión única sobre los procesos que pueden estar dando forma a nuevos planetas.
En el corazón de este descubrimiento se encuentran los vastos brazos espirales del disco alrededor de AB Aurigae, que ya es conocido por estar formando protoplanetas, uno de ellos nueve veces más masivo que Júpiter.
Estos brazos espirales y su movimiento antihorario alrededor de la estrella han sido claves para corroborar la teoría «de arriba hacia abajo». Según esta teoría, la formación planetaria puede ocurrir rápidamente a partir de la fragmentación del material del disco debido a la inestabilidad gravitacional, en lugar de la acumulación gradual de material.
La Dra. Cassandra Hall, profesora adjunta de Astrofísica Computacional en la Universidad de Georgia y coautora de la investigación, explica que los discos que son gravitacionalmente inestables presentan características distintivas en su campo de velocidad.
«Realizamos algunas de las simulaciones más avanzadas del mundo y predecimos esta característica distintiva hace cuatro años», dijo Hall.
«Era un hallazgo crucial, porque si no lo encontrábamos, significaría que algo estaba muy mal con nuestra comprensión de estos discos», comentó Hall.
El equipo utilizó ALMA para trazar un mapa de las velocidades de los gases 13CO y C18O en los brazos espirales, y confirmaron la presencia de variaciones en la velocidad que indican inestabilidad gravitacional. Estas variaciones, vistas como ondulaciones en la velocidad del gas, fueron predichas por Hall y su equipo y confirmadas en las observaciones más recientes.
La importancia de estos hallazgos se refleja en cómo se puede inferir la relación de masas entre la estrella anfitriona y el material del disco.
Cristiano Longarini, investigador postdoctoral en la Universidad de Cambridge y coautor del estudio, destaca que «estas variaciones nos permiten entender mejor cómo las densidades cambiantes afectan la gravedad local y, por ende, la formación de estructuras planetarias».
Jessica Speedie señala que este estudio no solo aporta a la ciencia por su evidencia directa de inestabilidad gravitacional, sino también por cómo redefine la narrativa científica sobre la formación planetaria.
«Lo predijimos y luego lo encontramos; este es el sello distintivo de un descubrimiento significativo en la ciencia», concluye Speedie, quien continúa trabajando con ALMA y colaborando en su programa de embajadores para compartir estos hallazgos con la comunidad astronómica mundial.
Este descubrimiento no solo es un testimonio del poder de la colaboración internacional y de la tecnología avanzada, sino que también promete abrir nuevos caminos en nuestra búsqueda por entender los orígenes del universo y, en última instancia, nuestro propio lugar dentro de él.