Coahuila (México).- Un reciente descubrimiento en Coahuila ha arrojado luz sobre el comportamiento de los insectos necrófagos durante el Cretácico hace aproximadamente 69 millones de años.
El estudio, liderado por un equipo interinstitucional de especialistas en paleontología y ciencias de la Tierra, ha identificado una nueva icnoespecie de escarabajo derméstido que habitó el territorio que hoy corresponde al estado de Coahuila.
Este hallazgo fue publicado en la prestigiosa revista Journal of South American Earth Sciences y marca un avance significativo en nuestro entendimiento de las interacciones ecológicas del pasado.
Los restos fósiles, encontrados en un metatarso IV de un dinosaurio herbívoro pico de pato, revelan formas milimétricas y fosilizadas que los escarabajos dejaron al consumir el hueso tras la muerte del dinosaurio.
Estas marcas han sido clasificadas como parte de la icnoespecie Cubiculum subcorticalis n. isp. El análisis de estos icnofósiles no solo proporciona información sobre las especies que habitaban la región, sino también sobre sus patrones de comportamiento.
El equipo responsable del descubrimiento incluye a especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de sus posgrados en Ciencias Biológicas, los Institutos de Geociencias y Geología, y la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional.
El proyecto del INAH, denominado «Protección Técnica y Legal del Patrimonio Paleontológico en el estado de Coahuila», ha sido clave en la coordinación y ejecución de estos estudios.
La cantera de donde provienen los restos se descubrió tras una denuncia de la comunidad local en el Ejido Luna, en los límites de Ramos Arizpe.
La exploración de esta zona comenzó en 2015 y desde entonces ha revelado múltiples huesos de dinosaurios y otros elementos que indican una rica biodiversidad durante el periodo Cretácico.
Carlos Venegas Gómez, paleontólogo y autor principal del estudio, explica que las huellas encontradas son del tipo Pozo de Clase 1 y 2, similares a las que solo se han observado en experimentos con organismos actuales.
«Este es el primer registro de su presencia en el registro fósil y nos indica que los escarabajos derméstidos ya desempeñaban un rol como insectos necrófagos durante el Cretácico, aprovechando los cadáveres de dinosaurios para alimentarse y reproducirse», señala Venegas Gómez.
En total, se identificaron 13 formas fósiles en seis elementos óseos, destacándose el Cubiculum subcorticalis por su patrón único de alimentación-pupación. Estos datos no solo enriquecen nuestra comprensión de la paleoecología de la era Mesozoica, sino que también subrayan la complejidad de las cadenas alimenticias de ese tiempo.
La paleontóloga del INAH, Felisa Aguilar Arellano, destacó la importancia del estudio para la paleontología nacional.
«Este tipo de investigaciones nos permite no solo entender mejor el registro fósil en México, especialmente en Coahuila, sino también motivar la creación de nuevos equipos de investigación que contribuyan al conocimiento de nuestra historia natural», afirmó.
Este descubrimiento no solo proporciona una ventana única al pasado, sino que también resalta la importancia de los estudios interdisciplinarios e interinstitucionales en el avance de la ciencia en México.